Posteriormente, poco antes de las once de la noche del 23 de abril, el escenario se trasladó unos pocos kilómetros, a la gasolinera de CKM en Godos, en el vecino municipio de Caldas de Reis. De nuevo, un lobo solitario accedió al negocio aprovechando que solo había una empleada trabajando y a la que amenazó con lo que parecía un arma de fuego. Tampoco logró su propósito, ya que la trabajadora se cobijó en una suerte de dependencia blindada.
A diferencia de estos sucesos, en el ocurrido el martes en la gasolinera de Galp, los ladrones lograron su objetivo, si bien diversas fuentes señalaron que la recaudación no debía ser una cantidad muy importante.