—El linfedema ya estaba, pero el lipedema hasta ahora no. Es algo importante. A veces están asociadas las dos patologías, un lipedema avanzado puede derivar en lipolinfedema. Las personas que están con lipolinfedema pueden tratarse en la Seguridad Social desde hace tiempo. El lipedema se acaba de incorporar ahora, pero como todo una cosa es la ley y otra su aplicación, que puede tardar y no hay que olvidar que tenemos las competencias sanitarias transferidas a cada comunidad.
—¿Qué debería suponer?
—Lo que debería suponer es, desde mi punto de vista, que se incorpore la formación a la atención primaria, que son los primeros médicos que ven a las pacientes, para que identifiquen la enfermedad. Eso es básico. Ahora hay muchísimos años de penurias y, sobre todo, adelanta mucho las opciones de tratamiento. Si han pasado quince o veinte años no es lo mismo a que te lo diagnostiquen con menos edad y tengas otras opciones de abordarla. Evidentemente, después está el coste de los tratamientos. Ahora se están haciendo de manera privada y los cubrirá el sistema sanitario público.
—El lipedema no tiene cura. ¿Es una dolencia cara?
—Casi he preferido no hacer cálculos por si me da un ataque. Depende del abordaje que se haga, pero es un problema importante, incluye nutrición y dietética, mínimo una vez al mes, la fisioterapia, que aunque no cura sí alivia. Las medias de compresión no todas las afectadas las consiguen, pero frenan el avance y alivian el dolor. Cada par puede costar entre 450 o 500 euros. Lo ideal es tener dos pares. Cremas de gel frío, cirugías.... Es una sangría.