El lipedema es un trastorno del tejido adiposo que causa agrandamiento simétrico bilateral de las extremidades inferiores, aunque también puede aparecer en las superiores. Es una patología infradiagnosticada porque a menudo se confunde con otras como la obesidad, pero a diferencia de la grasa típica de la obesidad, la asociada al lipedema no se puede perder con la dieta y el ejercicio. Los síntomas son numerosos, aunque los principales son pesadez e incomodidad en las piernas y dolor y hematomas. El lipedema se debe a un síndrome complejo y no al estilo de vida o falta de autocontrol de la paciente. A día de hoy no tiene cura y para combatirlo solo existen tratamientos conservadores, combinados con una alimentación que excluye gluten, lácteos y procesados, y la práctica de ejercicio físico. La cirugía es otra alternativa, si bien no es una solución definitiva. Se trata de liposucciones distintas a la tradicional: la tumescente con anestesia local o la técnica Wal, que es a chorro asistida por agua.
Sara Peláez: «Al principio te vuelves loca»
A Sara Peláez, enfermera de 42 años que trabaja en una mutua, le diagnosticaron lipedema por el Sergas en noviembre del 2021. Esta pontevedresa hace hincapié en lo poco que se ha estudiado la patología: «Lo único que se sabe a ciencia cierta es que es de origen genético y/u hormonal y que afecta a las células grasas, haciendo que crezca exageradamente y en zonas no normales». En su caso, el diagnóstico no supuso una liberación porque la pesadez en las pantorrillas, los calambres y los hormigueos continúan. Apunta que un cambio de hábitos alimenticios, de por vida, y la práctica deportiva ayudan a que la enfermedad no empeore, aunque la grasa enferma no va a desaparecer. Prevé someterse a una cirugía con la técnica tumescente en marzo del 2023 por la sanidad privada. «Al principio te vuelves loca y crees que vas a acabar como el muñeco Michelin».