Cómo las anchoas, al moverse, ayudan a favorecer la vida marina en la ría de Pontevedra

Marcos Gago Otero
marcos gago BUEU / LA VOZ

PONTEVEDRA

Campaña de investigación científica en la ría de Pontevedra entre Bueu y Ons
Campaña de investigación científica en la ría de Pontevedra entre Bueu y Ons DUVI

La Universidade estudia la bioturbulencia, que facilita la alimentación del fitoplancton, causada por bancos de peces en Bueu

10 abr 2022 . Actualizado a las 19:20 h.

La bioturbulencia es un término que no dice gran cosa a la mayoría de las personas, pero que para un equipo de investigadores de la Universidade de Vigo fue una agradable sorpresa en un estudio científico en las aguas de la ría frente a Bueu. Esta campaña demostró que los peces, al moverse en grandes bancos, contribuyen a favorecer la vida marina en las rías, porque facilitan el ascenso desde el fondo marino de los nutrientes que consume el fitoplancton del que se alimentan. La prueba la obtuvieron con bancos de anchoas que todas las noches regresaban a la misma zona, propiciando la mezcla de las aguas de distintas temperaturas y empujando así, hacia arriba, los nutrientes que entraban en la ría pegados al fondo desde las frías corrientes del Atlántico exterior.

Este fue el hallazgo de la campaña del proyecto Remedios, con la participación del Centro de Investigación Mariña de la UVigo, el Instituto de Investigacións Mariñas IIM-CSIC, el Instituto Español de Oceanografía, la Universidad de Southampton y el Instituto Federal Suizo de Ciencias Acuáticas y Tecnologías. Este equipo internacional se desplazó a Bueu, a bordo del Ramón Margalef para observar la turbulencia natural, esa alteración de los estratos de las aguas, que facilitan que se mezclen y que, al hacerlo, elevan los nutrientes del fondo hacia la superficie. Es un proceso natural en el que juegan un papel decisivo corrientes y vientos, pero que, en contadas ocasiones, había podido ser observable con peces. Hasta ahora.

Algo inusual de 10 a 30 metros

Una de las investigadoras, Beatriz Mouriño, explicó que su objetivo inicial era ver cómo afecta esa turbulencia natural a la vida marina, pero «acabamos demostrando que a vida mariña pode influír na turbulencia oceánica, que a súa vez inflúe na vida mariña».

¿Qué encontraron en Bueu? Cada noche, durante dos semanas, se incrementaba la turbulencia en el agua en una zona concreta. Con un perfilador de microestructuras constataron que «desde o anoitecer ata o amencer, as medidas indicaban que, baixo os nosos pés, desde uns dez a trinta metros de profundidade, se estaba a producir unha turbulencia moi intensa». Era «comparable á que pode xerar unha tormenta sobre a superficie do océano». El dilema era averiguar qué fenómeno causaba esa agitación bajo sus pies, y la mezcla posterior de aguas de distintas temperaturas y nutrientes.

La investigación avanzó y el equipo de investigadores «puido atribuír esta turbulencia á presenza de cardumes que se concentraban pola noite na zona». Para que no hubiese ninguna duda, las redes que se recogían estaban llenas de huevos de anchoa. Por eso concluyeron que la señal que recibían de la agitación en las aguas «corresponde a agregacións de desova deste peixe que, co seu comportamento frenético, xera a bioturbulencia».

Bieito Fernández, investigador de la Universidad de Southampton, explicó que los estudios anteriores indicaban que el movimiento de los peces al moverse en el océano era demasiado pequeño para poder tener un impacto suficiente para la mezcla de las aguas a distinta temperatura, que circulan a gran distancia entre sí en la vertical del mar abierto. Por lo tanto, no podían favorecer el afloramiento de nutrientes para el fitoplancton en el océano.

Ahora bien, el caso el distinto en una ría, donde «unha elevada produción biolóxica coexiste con cambios verticais rápidos nas propiedades do océano», porque las aguas, estratificadas en distintas temperaturas, están más próximas entre sí en entornos como Bueu. Así que sí que, en esas circunstancias es posible que bancos de peces contribuyan de una forma «significativa» a la bioturbulencia. El equipo científico señaló que «a mestura vertical creada polos bancos de peixes podería afectar á redistribución da temperatura, nutrientes e gases disoltos, como o osíxeno, que xogan un papel fundamental no funcionamento do ecosistema do que dependen os propios peixes». El estudio se ha publicado en la revista Nature Geoscience.