Un futbolista veterano «sin enemigos» que se fue haciendo lo que más le gustaba, jugar al fútbol

PONTEVEDRA

Juan Carlos Goldar, en una cena reciente con su equipo de veteranos de la SC Romai
Juan Carlos Goldar, en una cena reciente con su equipo de veteranos de la SC Romai Cedida Romai

Juan Carlos Goldar falleció este domingo tras sufrir una caída en el partido de veteranos entre el Romai, el equipo al que pertenecía, y el Cafetería Vilariño

22 mar 2022 . Actualizado a las 21:16 h.

A sus compañeros de equipo les cuesta asimilar que Juan Carlos Goldar se ha ido. Este domingo tenían un partido más con su equipo de veteranos. Jugaban contra el Cafetería Vilariño en el campo de O Pombal, en Cambados. Era un día importante para el club porque además, el primer equipo de la SD Romai se jugaba la fase de ascenso, así que era un domingo de los de buen fútbol, de los que le gustaban a él. Pero la tragedia golpeó al equipo en pleno partido. Juan Carlos Goldar saltó para darle al balón, al caer se desequilibró y se golpeó contra el suelo. Una acción fortuita de la que se llegó a incorporar para seguir jugando. Pero volvió a desplomarse y los servicios médicos lo trasladaron con urgencia al hospital Álvaro Cunqueiro de Vigo, donde falleció horas después para dejar huérfano a un equipo con el que llevaba muchos años. Su trabajo solo le permitía acudir en jornadas alternas y la mala fortuna quiso que este domingo fuese una de ellas.

«Aún cuesta creerlo, llevaba 16 años jugando con nosotros. Su padre, Salvador Goldar, había sido presidente del Romai y sus tres hermanas, Ana, María y Susana, estaban con él en la directiva», explica el actual presidente, Enrique Villadeamigo, que lo recuerda como un hombre muy reservado que siempre estaba dispuesto a ayudar al club. El cariño que le tenía después de tantos años vinculado al club lo muestra en cómo lo define. Juan Carlos era un hombre tranquilo. Y quienes jugaban con él, cuentan alguna anécdota para dar muestra de su forma de ser. «Tenemos un grupo de wasap del equipo desde hace años y cuando preguntan quiénes venían, él me mandaba a mí la respuesta por privado», comenta Amando, el presidente del equipo de veteranos Romai-Viveiros Outón. El responsable de la Sociedad Deportiva Romai, Enrique Villadeamigos, cuenta la misma anécdota para dar cuenta de ese carácter reservado y tranquilo de Juan Carlos. «Nunca llegaba a la hora, siempre tarde, a mí me desesperaba», comenta con cariño el presidente del club, que recuerda que cuando le decía que había que llegar antes siempre le contestaba «si voy cinco minutos antes no sería Juan Carlos Goldar».

Quienes lo conocen alaban ese carácter pausado y conciliador que tenía dentro y fuera del campo. «Es imposible que pueda tener un enemigo porque no protestaba en el campo, ni a los jugadores, ni al árbitro. No se enfadaba en el terreno de juego. Incluso cuando yo me ponía nervioso y me alteraba, venía y me hablaba al oído. Ni en esas situaciones gritaba», rememora Enrique sobre estos 16 años de vinculación al Romai de veteranos. Antes de llegar a este equipo, jugó muchos años en el Poio, donde ahora juega su hijo de 14 años.

Juan Carlos Goldar, de 50 años, era además de un apasionado del fútbol, un trabajador que se supo adaptar a los golpes de la vida. Antes del covid se dedicaba a dar cursos, pero según cuentan sus allegados, la pandemia, como a tantos otros, lo dejó sin empleo. Cambió de registro y empezó a trabajar en una gasolinera de Barro y hacía tres meses que había empezado a trabajar en una de Repsol en Vigo, a donde iba a diario desde Poio, donde residía junto a su familia. Hoy, esta localidad también llora la muerte de un futbolista veterano «callado y tranquilo» que siempre estaba al servicio del equipo de Portas, un municipio al que estaba muy ligado y donde este lunes será enterrado a las cinco de la tarde.