La tercera jornada de huelga en Pontevedra: «Me bajé y di varias bofetadas, pero el camión no me lo pincharon»

María Hermida
María Hermida REDACCIÓN / LA VOZ

PONTEVEDRA

Encontronazo entre el dueño de la empresa de camiones Trabegóns y el piquete de la huelga de transporte en Lourido, frente a las instalaciones de la cadena Froiz.
Encontronazo entre el dueño de la empresa de camiones Trabegóns y el piquete de la huelga de transporte en Lourido, frente a las instalaciones de la cadena Froiz. Ramón Leiro

El principal parque empresarial, el de O Campiño, está totalmente paralizado y un piquete controla la zona. Allí apenas hubo altercados, pero sí se produjo un encontronazo cuando se paró el tráfico delante de la nave logística de Froiz

24 mar 2022 . Actualizado a las 20:24 h.

La huelga del transporte, aunque convocada por una plataforma minoritaria, está teniendo un profunda repercusión en la comarca de Pontevedra. Esta mañana, los polígonos industriales de Barro y de Sequeiros estaban casi desiertos. Y, aunque a media mañana los piquetes todavía no los habían visitado, apenas se veía movimiento de transportes. «Isto parece un domingo», señalaba un mensajero que trabajaba en el parque de Barro. Allí, en los almacenes de alguna empresa, como Frutas Moncho, se veía la flota de vehículos parada. En Sequeiros, más de lo mismo: algún que otro camión de reparto pequeño en movimiento, y ni rastro de los piquetes.

Los huelguistas concentraron sus fuerzas en el mayor parque empresarial de Pontevedra: el de O Campiño, que lograron paralizar en esta tercera jornada de huelga. De hecho, una de las empresas del parque, Harinas Reyes, paró la producción porque lleva ya prácticamente tres jornadas sin que pueda sacar la harina que tiene acumulada para servir a las panaderías gallegas. Su gerente señaló que toda su flota está paralizada y que se solidariza con la huelga, con el ánimo de que dure lo menos posible y que los perjuicios para su compañía y las demás no sigan en aumento.

En O Campiño, con numerosos camiones ya parados y con un piquete amplio apostado allí (de unas treinta personas), la situación esta mañana estuvo más tranquila que el martes. Los camioneros que iban llegando para cargar o descargar, y eran informados de que tenían que parar por la huelga, lo aceptaron de bastante buen grado. Tampoco hubo los momentos de tensión que se habían registrado la jornada anterior. Eso sí, los miembros del piquete vigilaron en todo momento que no pudiesen moverse los transportes, dejando circular solamente a aquellos que llevaban medicamentos.

Sobre las doce de la mañana, parte del piquete se desplazó hasta Lourido (Poio), con el ánimo de impedir la entrada y salida de camiones al centro logístico de la cadena alimenticia Froiz. Los primeros minutos fueron de calma tensa. Los miembros del piquete pararon a varios conductores, a los que mandaron aparcar, o a los que le permitieron dar la vuelta, pero sin cargar mercancía en las instalaciones de la firma.

Los ánimos se caldearon cuando llegó hasta la puerta de Froiz un camión de la empresa Trabegóns. Su dueño, Benito González, que cuenta con una flota de 44 camiones, tiene muy claro «que esta huelga no tiene sentido, no saben ni lo que piden». Consciente de que iba a encontrarse con un piquete, quiso conducir él mismo uno de sus transportes hasta las instalaciones de la compañía de alimentación. Antes de entrar, protagonizó un encontronazo con los huelguistas. Tras una discusión verbal, en la que él insistió a los piquetes que le dijesen qué es lo que demandan, se bajó del camión y acabó llegando a las manos con los huelguistas. Él sostiene que le amenazaron. Y quienes están en huelga, que en aquel momento formaban un grupo de unas diez personas, dicen lo contrario, que fue él el que les increpó. González, que lleva treinta años con su empresa de transportes, resume así la algarada: «¿Se creen que yo no sé el truco de que mientras hablan conmigo unos van por el lateral y me pinchan las ruedas, piensan que yo no miro por el retrovisor? Eso ya lo hicimos hace décadas en huelgas muy duras. Me bajé y di varias bofetadas, pero el camión no me lo pincharon», indicó. También aseguró que actuó así cuando se vio rodeado de varias personas, que le empujaban. De todas formas, minutos después de este encontronazo llegó la Guardia Civil a este lugar. Él no presentó denuncia alguna porque considera que los ánimos se calmaron luego y que los empujones se enmarcan dentro de la tensión que se está viviendo.

El piquete delante de Froiz se disipó al momento, sin ningún altercado más, en cuanto hizo acto de presencia la Guardia Civil. No hizo falta que interviniesen los agentes para que se dejase de interrumpir el paso de camiones. Los miembros del piquete, en cuanto les dijeron que allí no podían parar el tráfico, decidieron disolverse.