Familias de las víctimas del Villa de Pitanxo tendrán que esperar entre siete y diez días para velar a sus fallecidos porque dieron positivo por covid

María Hermida
María Hermida PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA

Llegada de coches fúnebres al aeródromo militar de Lavacolla
Llegada de coches fúnebres al aeródromo militar de Lavacolla Xoán A. Soler

Se trata de tripulantes cuyos cuerpos se esperaba que llegasen ya a Perú, pero que según explican sus familiares de momento no podrán viajar

22 feb 2022 . Actualizado a las 20:47 h.

«Esto parece una película dramática sin fin». Esas palabras las pronunciaba esta mañana la hija de uno de los desaparecidos en el Villa de Pitanxo al referirse a todo lo vivido en la última semana y reparar en que, más allá de la tragedia, la realidad de las familias afectadas se empeña en torcerse más cada día. No en vano, después de que en la última madrugada llegasen a España cinco fallecidos en el naufragio en Terranova y los tres supervivientes, lo que se esperaba es que los otros cuatro cuerpos que fueron rescatados, todos ellos de marineros naturales de Perú, pudiesen llegar al país sudamericano cuanto antes. De hecho, las familias contaban con que hoy o mañana ya estarían allí. 

Pero, de momento, parece que no podrán despedirse ni enterrar a los suyos. Las propias familias contaban que recibieron llamadas desde Canadá advirtiéndoles de que los cuerpos probablemente pasarán entre siete y diez días en el país antes de ser enviados a Perú, ya que al menos dos de esos cuatro fallecidos peruanos dieron positivo por covid-19 y tienen que guardar cuarentena. Lo contaba, con tanta emoción como dolor, la familia del cambadés Miguel Lumbres, que indicaba que los hermanos del marinero «están esperando en Perú su llegada, pero por ahora no va a poder ser». Su mujer y sus hijos permanecen en Cambados. De momento, no saben si cruzarán el Atlántico para darle el último adiós a su esposo y padre, que tenía 52 años. Estos familiares señalan que pensaron que el retraso solo afectaría a los fallecidos que dieron positivo, pero que les dijeron que la repatriación a Perú se haría de forma conjunta, como en el caso de los españoles, de ahí que todos tengan que esperar.  

La misma versión sobre el retraso que tendrán las repatriaciones de los peruanos la aporta Carlos Ordóñez, tío de William Arévalo Pérez, de 37 años de edad y también fallecido en el naufragio. «Lo que nos dijeron es que hubo cuatro positivos entre los fallecidos, dos en el grupo que se iba para Perú y dos en el que venía para España. A los de aquí les pudieron traer igual, pero para Perú por ahora nos dicen que no van», indicó. Luego, señalaba que la espera allí se está haciendo dura para la familia: «Su mujer está con los hijitos, que son muy pequeños y es el resto de la familia la que se está ocupando de los trámites. Estamos un poco desesperados porque nos dicen que estará entre siete y diez días en Canadá, imaginamos que en la morgue», manifestó. 

 A la familia en España de Rogelio Franco Dalmazo, que vivía en Pontevedra, también le llegó la misma comunicación. «El cuerpo tenía que haber salido ayer para Perú, pero ahora nos dicen que tardará una semana», señalaban. 

Eso sí, como las informaciones relacionadas con el naufragio fueron variando tanto a lo largo de las jornadas, no pierden la esperanza de que finalmente las repatriaciones se acaben agilizando. Lo que cuentan es el retraso al que se enfrentan hoy. 

¿Qué ocurrió con los fallecidos que repatriaron a España en la última madrugada y los supervivientes? En el caso de los cuerpos que desembarcaron en Lavacolla, no habría mayor problema si hubiesen dado positivo. En España, tras dos años de pandemia, hay un protocolo fijado para estos casos y basta con que los féretros vengan debidamente sellados y con sudarios especiales para que se puedan repatriar pese a haber resultado infectados. Igualmente, pueden velarse con normalidad. En el caso de los supervivientes, se presupone que no dieron positivo por coronavirus porque pudieron volver con sus familias conforme aterrizaron en Santiago. 

El asunto del covid fue espinoso en la última marea del Villa de Pitanxo. Algunas familias, que prefirieron andar de puntillas sobre este asunto, señalaban que hubo un brote importante en el barco. Al menos así se lo iban transmitiendo los suyos desde Canadá en las diferentes comunicaciones que mantenían.