Julia Rysevich, ucraniana que vive en Pontevedra: «Mi familia está tranquila y yo tengo billete para ir a mi país en primavera»

María Hermida
María Hermida PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA

Yuliia Rysevich, en una foto de archivo, es natural de Ucrania y reside en Pontevedra desde hace once años.
Yuliia Rysevich, en una foto de archivo, es natural de Ucrania y reside en Pontevedra desde hace once años. RAMON LEIRO

Cuenta que las conversaciones con sus padres de momento versan más sobre la cotidianidad que sobre la amenaza bélica que se cierne sobre el territorio ucraniano

24 feb 2022 . Actualizado a las 13:28 h.

Julia Rysevich es una pontevedresa natural de Ucrania. Lleva once años en la ciudad del Lérez, a la que llegó por amor y en la que está plenamente integrada. Está al tanto de todas las noticias sobre su país y la amenaza que se cierne sobre el territorio ucraniano por una posible agresión de Rusia. Le preocupa lo que pueda ocurrir, lógicamente. Pero, según explica, su inquietud es la de cualquier otro ciudadano del mundo. Porque su familia y allegados ucranianos, de momento, no le transmiten nervios, ni mucho menos. «Mi familia está tranquila y yo tengo billete para ir a mi país en primavera», comienza diciendo. 

Rysevich justifica la tranquilidad de sus padres o abuela por el lugar en el que están. Residen en el oeste del país, en la zona más próxima a Polonia. Viven, concretamente, en la región histórica de Galitzia, en una ciudad de un tamaño similar al de Pontevedra. «Si estuviesen cerca de la frontera de Rusia y Ucrania o en una ciudad más grande quizás fuese distinto, pero allí están tranquilos, se encuentran muy lejos de todo el problema». Así, de momento, las conversaciones con su familia versan más sobre la cotidianidad, sobre el embiste del covid o cualquier otra cuestión del día a día, que sobre la amenaza bélica. Señala esta mujer que el domingo, en una conversación con su familia, sí abordaron la actualidad y la tensión con Rusia, pero como cualquier otra cuestión de actualidad, sin darle mayor importancia. 

Ella, de momento, tiene billete para ir en primavera a Ucrania. Espera poder cumplir su deseo de viajar a su país después de la distancia física que le impuso la pandemia con los suyos, que sobrelleva con muchas dosis de videoconferencias. Reconoce que cuando compró el billete y vio que el precio era bajo pensó en que todo debe estar relacionado con la amenaza que se cierne sobre su país. Y recuerda que ya vivió otra situación similar: «En el 2014, cuando iba a viajar, todo el mundo me decía que estaba loca, porque también era todo muy complicado. Fui igualmente y en mi zona todo estaba tranquilo. Espero que esta vez suceda lo mismo, de momento lo que me transmiten es tranquilidad», señala desde Pontevedra.