¿A ti tu madre te calzaba en Elvi? La zapatillería de Pontevedra cumple seis décadas

Nieves D. Amil
nieves d. amil PONTEVEDRA/ LA VOZ

PONTEVEDRA

Ramón Leiro

Ana María Besada mantiene vivo el negocio que fundó su abuelo en 1961 y tiene el relevo generacional asegurado. Su hija está al frente de una nueva tienda especializada en calzado y ropa para niños

19 nov 2021 . Actualizado a las 20:15 h.

Hace seis décadas que Manuel Senén del Río montó una zapatillería en la calle Michelena porque aunque también vendía alpargatas, el calzado de andar por casa tenía más demanda. Su nieta Ana María Besada acaba de recuperar de su caja de recuerdos la lupa con la que su abuelo leía la letra pequeña de las facturas en su antiguo local. La tiene en uno de los escaparates de Elvi, un negocio que pervive y revive en las galerías La Oliva. Está junto a los libros que leía cuando el ajetreo diario dejaba un hueco libre al fundador.

Este es uno de esos negocios que ha sabido reinventarse con el paso de los años y que tras la pandemia ha encontrado en las redes sociales un nuevo escaparate, el virtual. Detrás de este salto cualitativo está Andrea Lamelas, su hija, que fue la primera en abrir en las galerías Creciendo Juntos, Elvi, y ayudó a sus padres en esta revolución digital.

Ella aparcó su vida como maestra para centrarse en los niños desde otra perspectiva, la de calzarlos y también vestirlos. «Hace siete años que abrí la tienda, era un momento en el que no había oposiciones de Educación y esto es algo que me gustaba», explica Andrea, que contó con el apoyo de sus padres Ana María y José Lamelas para montar una tienda en la que invirtió sus ahorros. Es su proyecto vital e independiente al de su familia, pero que seguirá dándole una larga vida a Elvi. «Mi hija creció en la trastienda del negocio, lo vivió desde pequeña», apunta Ana María, que echa la vista aún más atrás y reconoce que su recuerdo más bonito en la tienda es de niña, junto a sus primos. «Estábamos con mi abuelo en la tienda y jugábamos a hacer cabañas con las cajas de zapatos. Con el paso de los años me da gusto oír a clientes que me dicen ‘a mí mi madre me calzaba en Elvi'», recuerda la dueña de la primera tienda.

Elvi ya no está detrás del mostrador, aunque son muchos los que todavía se refieren a Ana María con ese nombre. Elvira era su tía, quien heredó de su padre la zapatillería de Michelena y a la que los actuales dueños cogieron el traspaso hace 17 años. Durante mucho tiempo siguieron manteniendo el negocio original en el bajo en el que se fundó, pero hace poco se tuvieron que buscar una nueva ubicación. Y qué mejor que junto al que acababa de montar su hija.

Ahora Elvi es más Creciendo juntos que nunca. Andrea calza a los niños y sus padres, a los adultos. «Si yo estuviese al frente de la tienda para los más pequeños, no tendría el tirón que tiene mi hija», comenta Ana María. Pero lo cierto es que cada una en su negocio forman un buen tándem. Sin duda la madre es una buena alumna digital de la hija. «Ella me enseñó a manejarlas y ahora vendo por Instagram bastante. Si antes tenía 800 seguidores, ahora son ya 6.500», apunta. No es para menos. Cuelga vídeos a diario mostrando algunos de los productos que tiene a la venta. Y triunfa. Sin ir más lejos, mientras recuerda sus orígenes en el negocio, prepara tres cajas para enviar a Vizcaya. Así cada día. «Puede ser un 10 % de las ventas mensuales», apunta Besada Senén. El último reel que subió tiene casi cinco mil visualizaciones.

Su hija Andrea hace lo mismo y el resultado es similar. Al principio se preguntaban cómo podía haber demanda desde la otra punta del país, pero ahora han descubierto que su apuesta por la calidad y el producto nacional está detrás de este éxito. Eso y que han sabido evolucionar con los tiempos. «Mi secreto es reinventarme cada día, cuando lo cogí estaba un poco más parado», subraya Ana María. Han sabido dar ese salto de los tres colores básicos de antaño para transformar un negocio con historia en uno con futuro y multicolor. «Estoy muy orgulloso de que mi hija siga la saga, me sigo esforzando y buscando cada día nuevas cosas. Quiero dejarle un negocio productivo», apunta. Porque lo que tiene claro Ana María es que cuando ella y su marido se puedan jubilar, se dedicarán a descansar.

Siempre hacia delante

En estos años han tenido momentos buenos y otros más amargos. No cabe duda que dejar su histórica ubicación fue un trago duro, pero esta nueva etapa les sonríe. Y cuando no lo hace, pelan para que así sea. «Aunque son negocios distintos, yo quiero que mi hija me acompañe a ver los muestrarios. Cuando empezamos, éramos nosotros quienes íbamos con ella», explican los dueños de Elvi. Está claro que esta familia no para de darle vueltas a la cabeza. Desde hace un tiempo trabajan en abrir otras vías. Le dan una nueva vida a las alpargatas blancas para convertirlas en modelos más adecuados para eventos, especialmente para bodas y comuniones. «Trabajamos con un atelier de Ponferrada y con Tul Novias en Boiro, en función de como sea el vestido, preparamos el calzado», apunta Besada, mostrando algunos de los modelos antes de cerrar.

Es ya la una y media, toca salir a comer. El aviso lo da Kala, su perra y el último integrante de esta familia de zapateros. El can baja las escaleras cuando es hora de cerrar. Toca hacer un alto en el camino y dejar dentro de la tienda las conversaciones de negocios para comenzar las familiares.