Así se mueren los campos de fútbol de Pontevedra

Nieves D. Amil
nieves d. amil PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA

El abandono se traga terrenos de juego de la ciudad, algunos de ellos se han convertido en vertederos

06 nov 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Los jugadores de los equipos que entrenan en Cerponzóns se quejaban esta semana públicamente del «abandono» en el que está el campo de fútbol reformado recientemente. Reclaman un nuevo pozo de agua porque si se duchan no se puede regar el campo y eso, en un terreno de juego en el que entrenan decenas de personas al día, supone un riesgo de lesión para los deportistas y un servicio deficitario para los usuarios.

A las quejas del equipo se unió el Partido Popular, algo que acabó de indignar a Tino Fernández, que desde Belgrado advirtió de que «para hacer una captación de agua en los terrenos aledaños, necesitamos una cesión de uso o cualquier otra forma que nos permita actuar porque como Concello no lo podemos hacer». Y reprochó a la directiva del Cerponzóns no haber enviado un correo o haber pedido una reunión con su concejalía para abordar el problema y recurrir, sin embargo, a la oposición. «Le pido a la directiva del Cerponzóns que además de las críticas haga algo más, también hay que colaborar en el mantenimiento, en la gestión y en la conservación del campo», señaló Tino Fernández, que recalcó que ellos están más próximos a la comunidad de montes para intentar buscar una vía de solución: «Parece más lógico que aquellos que parecen interesados en que haya una buena cantidad de agua, tomen alguna medida, como mínimo ponerse en contacto con la comunidad de montes».

Este es el estado de un campo en el que se invirtieron ceca de 850.000 euros hace algo más de tres años, la misma cantidad que se destinó a arreglar el de Gatomorto, en Xeve, donde ahora entrena el Pontevedra CF. Hasta la temporada pasada lo hacía en Cerponzóns, pero ahora ha buscado una alternativa. Y, ¿cómo están el resto de campos de la ciudad? La situación de abandono es alarmante. No todos son de titularidad municipal, pero en algunos de ellos se ha invertido dinero en arreglarlos y ahora parecen campos de minas.

Campo de fútbol de Bora
Campo de fútbol de Bora CAPOTILLO

El estado del de Bora es sin duda el más alarmante, pero también es grave el del campo de fútbol de la Xunqueira de Alba o el Raimundo Piñeiro, Pechecho, en Lérez. Algunos de ellos son propiedad de comunidades de montes o de equipos que durante años se preocuparon de cuidarlos, pero ahora mueren en el abandono, mientras la ciudad sigue necesitando espacios para entrenar. «La verdad es que desconozco la situación del campo de Bora porque no son terrenos municipales y no tenemos ninguna responsabilidad en su conservación ni nadie se ha puesto en contacto con nosotros. Desconocemos quién es el responsable de su conservación», explica el concejal de Deportes de Pontevedra, Tino Fernández.

Campo de fútbol de Bora
Campo de fútbol de Bora CAPOTILLO

Vestuarios abandonados, cristales tirados, las porterías sin red y hasta un váter es la estampa que cualquiera que se acerque allí puede ver. Y eso que en el 2005, la Diputación de Pontevedra invirtió 120.000 euros en arreglar los vestuarios y las gradas dentro del plan de mejora y acondicionamiento de los campos de fútbol del rural de Pontevedra. Otro de los que sufren el paso del tiempo es el campo que está en la Xunqueira de Alba. La hierba está alta, las porterías oxidadas y sin red y hasta hay un colchón en el campo.

La Diputación es titular de una de esas parcelas, pero el mal estado se remonta ya a al época de Rafael Louzán, ahora presidente de la Federación Galega de Fútbol. El presidente de la Asociación Deportiva de A Seca, Daniel Fontenla, es de los que cree que ante la falta de espacios «en a Xunqueira se podría hacer un campo en condiciones». Pero no solo ahí. El equipo de División de Honor Juvenil jugaba en el de Bora hasta que tuvieron que dejarlo y entrenar entre Cerponzóns y los campos de A Xunqueira.

Los clubes lamentan que en una ciudad en la que la necesidad de espacios deportivos es tan alta haya tantos campos abandonados sin trazas de reactivarse.