Así se pudo organizar en Pontevedra la macroverbena con siete orquestas

Alfredo López Penide
López Penide PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA

ADRIÁN BAÚLDE

La Oca y Marbella no dudaron en ceder sus escenarios al resto de grupos

28 sep 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Más de dos años de parón obligado por la pandemia que han determinado que muchos de sus componentes se hayan visto en la tesitura de buscar trabajo en otros ámbitos, lo que ha afectado a los ensayos, y el hecho de que no tuvieran al día la infraestructura debido, precisamente, a la falta de actividad fueron dos de los principales escollos que se tuvieron que sortear para poder organizar la macroverbena de este domingo. «O máis difícil para reactivar unha orquestra é poñer en pe as descomunais infraestruturas que levamos, permisos, seguros, ITV...», señala Dani Dopazo, de La Oca e integrante de la Asociación Galega de Orquestas (AGO).

Es por ello que se tomó la decisión de que las dos agrupaciones que han estado estos meses en carretera, La Oca y Marbella, montaran sus respectivos escenarios en el exterior del Pazo da Cultura y se los cedieran a las restantes cinco orquestas que estaban programadas -Triunfo, Televisión, Samba, América SL y Fama-. Una medida similar se llevó a cabo en las restantes ciudades gallegas donde este fin de semana se desarrolló el festival.

Solventada esta cuestión, surgió el tema de los ensayos. Los meses transcurridos sin actuar en público habían provocado que muchos músicos no estuvieran en condiciones de tocar durante unas tres horas, lo que habitualmente dura una verbena. «Fixemos un sistema para que puideran actuar durante só 45 ou 50 minutos e así, cun traballo previo na casa e un par de ensaios, si podían saír», añadió Dopazo.

De este modo, la macroverbena de este domingo fue todo un escaparate de que la verbena puede regresarque se vexa que as orquestras galegas profesionais podemos armarnos e que as comisións, pero sobre todo os concellos, tomen nota»- y ser parte esencial de las fiestas gallegas.

«¿Quere isto dicir que hai cincuenta orquestras -son sete os festivais organizados na comunidade- listas para saír a tocar? Non. Si se fai un esforzo, hai axudas e hai demanda, ¿poderían? Si», sostiene Dani Dopazo, cuya agrupación, La Oca, fue una de las pioneras en adaptar su espectáculo al contexto sanitario, de tal modo que, además del formato habitual de una verbena con los asistentes de pie, disponen de dos alternativas con público sentado: A historia da verbena e Camiñantes e cantantes. Esto determinó que pudiesen mantener una serie de bolos el pasado año, que se incrementaron este verano: «A maioría dos que fixemos este verán foi co público sentado».

«Existe unha demanda real»

En este punto, no duda de que, a la vista de la celeridad con la que se agotaron las entradas para los conciertos de este fin de semana de El Combo Dominicano y París de Noia en Poio y la macroverbena en Pontevedra, «existe unha demanda real, xeneralizada. A xente quere orquestras».

Expresiones similares emplea Jacobo Sutil, director de la Axencia Galega das Industrias Culturais (Agadic), quien subrayó que estos festivales ponen de manifiesto «que é posible facer concertos de orquestras e ir animando ás comisións de festas para que se vaian reagrupando con vistas á tempada do ano que ven».

De este modo, el objetivo no solo se focaliza en las agrupaciones musicales, sino que, además, se busca que «haxa unha reactivación efectiva, tamén dos principais clientes das orquestras, que son as comisións (...). E posible que haxan festas, é posible que haxan concertos de orquestras con todas as medidas de seguridade. Que vaian pensando que no 2022 vai ser un ano de festas».