El cante más humano de Xosé Ramón Gayoso: así ayudó a combatir el alzhéimer en Poio

María Hermida
María Hermida PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA

Capotillo

El presentador con los mayores de la residencia Ballesol, derrochó simpatía, les ayudó a rescatar recuerdos y se arrancó a cantar con ellos

22 sep 2021 . Actualizado a las 19:33 h.

La animadora de la residencia Ballesol de Poio quería que este martes, Día Internacional del Alzhéimer, en el centro se celebrase un acto que tocase el corazón de los mayores. «Algo que les ayudase a recordar y a no olvidar, tanto a los que tienen deterioro cognitivo como a los que no». Y se le ocurrió llamar al popular presentador Xosé Ramón Gayoso para proponerle un encuentro con los mayores. Dice ella que se topó «con una persona con una humanidad increíble, que se prestó a colaborar desde el minuto cero». 

Y así fue como hoy, efectivamente, Xosé Ramón Gayoso, el hombre fuerte del incombustible programa televisivo Luar, hizo acto de presencia en la residencia. Podría haber triunfado sin abrir la boca. Porque cuando apareció por la puerta algunos le reconocieron y se quedaron encantados de tenerle allí. Pero es que, además, Gayoso puso todo de su parte para que la mañana se convirtiese en un canto a la alegría de principio a fin. El presentador comenzó contándoles sus comienzos, desde cuando era campeón de lanzamiento de martillo a cuando ejerció como abogado o formó parte de un dúo musical. Por supuesto, sus anécdotas se iban trufando con la de los residentes, que querían explicarle de dónde eran y qué les gustaba hacer. 

Y, llegado a un punto, el alma social que es Gayoso dijo que era hora de cantar. Agarró la guitarra, puso su voz y un coro de mayores le acompañó coreando todas las míticas canciones gallegas. No faltó A rianxeira ni, por supuesto, el famoso Apaga o candil, emblema del programa que presenta en la TVG. Los recuerdos y las mentes se pusieron a trabajar para acordarse de las letras tantas veces coreadas.

Gayoso salió entre aplausos. Y en la residencia se quedaron con la sensación de que, si bien el alzhéimer desafortunadamente sigue sin cura, Gayoso no es, desde luego, un mal remedio para luchar contra la maldita enfermedad del olvido.