El covid deja un alto encarecimiento de la vida: «Ya no se alquila un piso si en una familia no hay dos salarios»

Nieves D. Amil
nieves d. amil PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA

Ramón Leiro

El alza de la luz y el alquiler sumado al uso de la mascarilla dispara el gasto mensual. Hacen falta 130 euros más al mes para vivir

14 sep 2021 . Actualizado a las 11:44 h.

Vivir hoy es, para muchos, sobrevivir. La fuerte subida de la luz, el alza de los alquileres y del combustible, a lo que se suman nuevos productos de obligado uso, como las mascarillas, disparan los gastos mensuales por encima de los 130 euros respecto a lo que una familia gastaba en el 2019. Y todo esto sin tener en cuenta la cesta de la compra. Analizando las facturas de una familia de cuatro miembros que viva de alquiler, los números, por desgracia, hablan por si solos.

En el último año el precio del alquiler en Pontevedra se incrementó un 8 %, según el último balance del portal inmobiliario Fotocasa. Traducido en números reales, quiere decir que quien antes pagaba 600 euros al mes por un piso de alquiler, ahora esa cuota ronda los 650 euros. La provincia de Pontevedra sufre la variación interanual más alta de toda la comunidad con un 8 % frente al 4,4 % de A Coruña y al 4,5 % de Lugo. Al alza de los precios de alquiler, se añade el de los suministros, como la luz, donde hoy se paga casi 30 euros más que antes de la pandemia. Solo tomando como referencia el verano pasado el megavatio ha pasado de los 46 euros a más de 150. Ese incremento no se traduce de forma proporcional en la factura, ya que el recibo mensual incluye el alquiler de equipos y control, impuestos, peajes y cargos y consumo real.

Esa misma familia que vive de alquiler pagaba el verano del 2019 una factura de 78 euros y hoy son ya 110, una subida tan brutal que las quejas se acumulan en el Servicio provincial del Instituto Galego de Consumo. «Las reclamaciones por cobro abusivo o por estimaciones son las más habituales», señalan desde esta oficina.

Otro de los gastos obligatorios a los que se acoge una familia este año es el de las mascarillas. Contando que cada persona se cambie una quirúrgica cada día, el gasto se dispara mensualmente por encima de los 30 euros. En la farmacias de Pontevedra la caja de 50 unidades ronda los 10 euros, una cantidad más asumible que si se compran de una en una, ya que así podría alcanzar los cien euros. Si además, hay que usar coche para desplazarse, también se notará el incremento del gasoil. En el 2019, el litro estaba a 1,250 euros en Pontevedra y ayer alcanza los 1,329, lo que supone ocho euros más al mes. Cada depósito de 50 litros supone un desembolso de 66 euros.

«Cada vez se exige más, ya no se alquila un piso si en una familia no hay dos salarios»

Fernando Pello está al frente de la inmobiliaria Inmobal. A pie de campo ve cada día las complicaciones que supone encontrar un piso que se ajuste al inquilino y viceversa. La situación es tan crítica en Pontevedra como en el resto de Galicia, pero ella reconoce que son intermediarios a los que le cuesta tener que tomar algunas decisiones. «El otro día teníamos una candidata a un piso que cubría una plaza en sanidad y su hijo trabajaba como soldador, pero eran una familia de cinco con dos sueldos y no le pudimos alquilar el piso», lamenta Pello, que reconoce que alquilar una vivienda se ha convertido ahora en una especie de examen en el que queda al descubierto la situación financiera del inquilino. «Preguntamos sin tienen contrato fijo o temporada, si viven solos o de cuántos miembros es la familia. Sin un contrato laboral fijo ya no se alquilan pisos en Pontevedra», señala Pello, que le piden que se tenga también el patrimonio o la impresión que le dan los candidatos: «Está habiendo muchos impagos de facturas, los bajos no se alquilan y los que están dentro de los pisos, piden rebajas».

Desde las inmobiliarias de Pontevedra reconocen que si antes un piso estaba en el mercado por 500 euros al mes, hoy piden 550, pero ese incremento de 50 euros «es mucho más porque subieron los gastos corrientes de agua y luz», explica. Por muy triste que le parezca, analizando el mercado inmobiliario reconoce que se están creando una especie de ghetos en los que las clases altas viven en el centro y el resto (clase media y baja) en la periferia o concellos próximos. «Hoy en día sin dos nóminas en una casa es imposible alquilar, En Pontevedra hay mucho trabajador de hostelería que viene de un año con problemas y contratos precarios», subrayan desde Inmobal, donde reconoce que la oferta de alquiler es muy baja y a la que no se debería destinar más de un tercio del salario.