Joaquín Moldes: «Estou nun limbo, pero non me vou deixar maltratar. É pura necesidade»

Cristina Barral Diéguez
cristina barral PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA

Joaquín Moldes, diagnosticado de párkinson, con las reclamaciones que presentó y otra documentación
Joaquín Moldes, diagnosticado de párkinson, con las reclamaciones que presentó y otra documentación Pablo Fariña

Este enfermo de párkinson solicita al Complexo Hospitalario de Pontevedra un cambio de neurólogo

29 jul 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Si recibir un diagnóstico de una enfermedad neurodegenerativa ya es un golpe duro, hacerlo sin sentir el respaldo y la empatía de un médico es doblemente doloroso. Es lo que cuenta Joaquín Moldes González, un hombre de 65 años que dice sentirse «nun limbo». Según relata, el 23 de septiembre del 2020 en una consulta, el doctor Manuel Seijo Martínez, jefe de Neurología del Chop, le trasladó que había una «sospecha firme de parkinsonismo idiopático». Una sospecha que se confirmó el pasado 12 de abril y que supuso medicarse con dos fármacos, Azilect y Oprymea, para frenar el avance de este trastorno neurodegenerativo que afecta al sistema nervioso central. «Aquel día levei unha chuleta para preguntar todas as dúbidas que tiña de como me ía afectar porque esta é unha patoloxía do cerebro, o de menos son os tremores das mans», remacha.

Joaquín Moldes empezó a sentirse peor cuando le aumentaron la dosis de Oprymea. Su preocupación le llevó el 21 de junio a atención al paciente, donde, según señala, le fijaron una consulta el día 22, a las 11 horas, en el servicio de Neurología. En la hoja de reclamación que presentó después, expone que a las 12.30 una enfermera salió y le comunicó que suspendiera la medicación y se fuera para casa. «Pregunté qué medicación y me di cuenta de que no lo sabía, por eso insistí en ver al doctor Seijo». Joaquín Moldes, que vive a caballo entre Pontevedra y Ourense, asegura que el facultativo no lo recibió en la consulta, considerando que detrás de ese proceder hay «un maltrato, abuso e indefensión» del profesional hacia el paciente: «A miña reacción espontánea foi petar na porta e díxenlle que ía tomar medidas».

El 1 de julio presentó esa primera reclamación, en la que solicitaba una reunión con la directora asistencial del área, Sonia Fernández-Arruty, y expresaba su «falta total de confianza» en el doctor Seijo. Ese mismo día pidió una segunda opinión médica en el Sergas, proponiendo el CHUO de Ourense, algo que le fue concedido. Tras ese encuentro con la directora asistencial celebrado el 7 de julio, presentó otra reclamación, solicitando un cambio de neurólogo, que se mantenga su cita programada del 12 de agosto y que se le informe de si se tomó alguna medida con el doctor Seijo. Desde entonces no ha tenido contestación. Joaquín Moldes, que pertenece a la asociación Aodem de Ourense, insiste en su mensaje: «Non me vou deixar maltratar. É pura necesidade, non é un capricho».

Consultado el Chop sobre el caso, la versión del doctor Seijo difiere de la de Joaquín Moldes. «A finales de junio [el paciente] vino de nuevo, sin cita, a la consulta. Se presentó solo y con un buen estado general, indicando que el último escalonado de dosis le sentaba mal. Lo recibí y le indiqué personalmente que mantuviera la dosis mínima que toleraba. Se le programó una nueva consulta a la vuelta de mis vacaciones, pero se enfadó mucho por esto», relata. Por su parte, desde la Dirección Asistencial confirmaron el encuentro y que le ofrecieron cambiar de neurólogo.