El camino portugués continúa recibiendo a los peregrinos en Pontevedra

Juan garcía, s.b. PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA

El portugués Xoel decidió peregrinar solo a compostela para un viaje espiritual
El portugués Xoel decidió peregrinar solo a compostela para un viaje espiritual Juan García

La pandemia no ha parado a los viajeros que siguen peregrinando a la catedral

25 jul 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

El Camino de Santiago es, sin duda, una de las tradiciones más famosas de la comunidad. Cada año, miles de personas de todo el mundo deciden peregrinar para acudir a su cita con la Catedral de Santiago de Compostela. El 2021 era un año clave para el camino al ser año Xacobeo, algo muy importante al permitirse la visita a la tumba del Apóstol Santiago. La crisis sanitaria ha causado estragos en la tradición y ha vuelto más complicado un viaje que ,de por sí, no era nada fácil. Pero ni siquiera el covid-19 puede parar a los peregrinos, que no han perdido la oportunidad de recorrer el camino portugués, en busqueda de encontrarse al final con Compostela.

De todas las rutas que hay, muchos viajeros deciden escoger el conocido camino portugués. Hay muchas razones, pero para el grupo de Ernesto (55), Pili (51), Chelo (56) y Begoña (56), la razón prncipal fue «porque en principio es más corta». Eso sí, Ernesto afirmaba como «si conseguimos esta pues empezaremos con la otra que es más larga». Empezaron en Tui, cerca de su lugar de residencia en Porriño. Desde ahí, comenzaron este camino con el que algunos de sus integrantes no estaban muy convencidos. «Me sorprendí», relató Pili, «porque siempre decía uf, que relata esto de los peregrinos, de caminar tantas horas...». Pero, aún con recelos, la de Porriño se atrevió con la aventura. «Ahora que me animé a hacerlo, pues me sorprendió mucho, porque el camino es muy bonito, hay mucha naturaleza, ríos...». El grupo no ha querido dejar nada al azar y reservaron en hoteles privados para todas las noches que les quedan. «No por el coronavirus», afirmaban, sino por la tranquilidad de dormir bien. Aún así, el efecto de la pandemia se nota. «Nos cruzamos con muy poca gente porque yo me fijo que otros años atrás sí que hay mucho», algo que podría tener que ver con el miedo de la gente de salir por la crisis sanitaria.

Entre los que sí se atreven, muchos aprovechan el camino para afianzar los lazos familiares. Es el caso de Julio (32) y de su padre (61), nativos de Lisboa. Los portugueses salieron desde Ponte de Lima y empezaron su aventura porque, según el Julio padre, «yo me he jubilado y tengo tiempo», aunque no dudó en añadir que el otro motivo era «porque los dos necesitábamos ejercicio». Llevan ya cinco días peregrinando a Santiago, en un viaje que están disfrutando mucho, «muchísimo, más de lo que pensaba. Está muy bien organizado también». Los extranjeros no han tenido mayor incidencia respecto al virus, pero ven como hay «menos gente» y «menos camas en los albergues», aunque no han tenido problemas para encontrar sitio en el que descansar.

Aventura y compañerismo

Pero si hay algo que hace diferente al Camino de Santiago de otras experiencias, es la capacidad que tiene de unir a las personas. A Juan Pablo (42) y Alberto (13) el destino los juntó con María (44), una mujer que iba sola y con la que recorrieron el tramo. Para el padre e hijo, la experiencia empezó como «una especie de castigo de aguante de su padre unos días». No es la primera vez que lo hacen y eligieron el portugués «por ir por la costa con el niño, para disfrutar de las playas». Por su parte, María también es reincidente, «lo decido hacer todos los años, unos días». El camino ha gustado a los tres por igual, pero sí se quejan de que hay «algunos cachos que hay mucha carretera» y puede ser peligroso. Contando anécdotas, Alberto relató como al inicio de su viaje, tuvieron una acompañante inesperada. «Una perrita, que la llamamos pulgosa y nos la encontramos en Oporto», y que les acompañó durante varias etapas, para más tarde dejarla en una casa de acogida.

Por su parte, Xoel (51), también de Lisboa, quiso peregrinar para hacer «un camino espiritual». Ya lo hizo varias veces en bicicleta, pero «é máis bonito facela a pé, máis calma, máis espiritual». Procura ir a albergues públicos, pero eso le ha jugado alguna que otra mala pasada, como en Redondela, que «estaba llena». De toda la experiencia, Xoel destacó el «Compañeirismo, relaciones interpersoais. O que nos move basicamente é Santiago». Pero no todo es bonito, y quiso denunciar como «en Portugal, só queren gañar diñeiro cos hoteis e non se preocupan polo camiño». Aunque eso no le ha impedido disfrutar de este gran viaje.