La extorsión a usuarios de páginas de contactos destapa desde Cangas una organización criminal

PONTEVEDRA

Guardia Civil

La Guardia Civil detuvo al cabecilla del grupo tras la denuncia de un vecino al que obligaron a pagar para que no contasen a su familia que había visitado las webs

29 jun 2021 . Actualizado a las 17:07 h.

Una investigación de la Guardia Civil que se inició en Pontevedra acabó con la detención del responsable de un grupo criminal que extorsionaba a usuarios de páginas web de contactos sexuales. Todo empezó a raíz de la denuncia de un vecino de O Morrazo, que sufrió la extorsión de este grupo organizado afincado en Valencia. Se aprovechaban de la presión que suponía para la víctima la posibilidad de que su familia conociese el uso de estas páginas de carácter sexual y de servicios de prostitución para aprovecharse.

Según relató en la denuncia, la víctima comenzó a recibir llamadas telefónicas y mensajes que le exigían dinero por el tiempo que había estado hablando con la chica por la aplicación de mensajería. Le obligaron a hacer dos ingresos de 500 euros y cuando creía que la supuesta deuda estaba zanjada, recibió una vídeo llamada en la que un varón encapuchado y con un arma en la mano le exigía cinco mil euros. Amenazaba a su familia si no aceptaba el chantaje. Las investigaciones del Grupo de Patrimonio de la Unidad Orgánica de la Policía Judicial de la Guardia Civil de Pontevedra culminó la operación con la identificación de tres personas. El responsable del grupo, de nacionalidad uruguaya, tenía 18 órdenes de detención dictadas por distintos juzgados de la provincia de Valencia, donde tenía fijada su residencia, aunque fue localizado en Úbeda (Jaén). Junto a él, cayó otro vecino, también valenciano, que se encuentra pendiente de comparecer. Las diligencias instruidas por los delitos de extorsión y pertenencia a grupo criminal se entregaron en el Juzgado de Instrucción de Cangas. 

Tras lo ocurrido, la Guardia Civil recomienda no acceder al pago de extorsiones y que se presente una denuncia, ya que en estos casos, «los delincuentes confían en el silencio de su víctima para continuar la agresión y a la vez, no eliminar ninguna evidencia por miedo o vergüenza, debido a la especial relevancia de la investigación».