«Mis padres son felices porque a sus 90 años están juntos en casa, y yo más»

Cristina Barral Diéguez
cristina barral PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA

Nélida y Antonio, en su piso de Pontevedra, donde viven. El matrimonio consiguió por fin el grado 3 de dependencia y una ayuda a domicilio de 70 horas al mes para cada uno
Nélida y Antonio, en su piso de Pontevedra, donde viven. El matrimonio consiguió por fin el grado 3 de dependencia y una ayuda a domicilio de 70 horas al mes para cada uno CAPOTILLO

Nélida, de Pontevedra, recibe la ayuda de dependencia después de casi tres años de espera

27 jun 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

«Es muy triste tener que movilizarte para que la lista se mueva». Quien lo dice es Marisol, una pontevedresa que el pasado 5 de mayo denunciaba en La Voz el sangrante caso de su madre, Nélida, de 90 años, que llevaba casi tres años esperando por una ayuda a domicilio por la Ley de Dependencia ya concedida. Esta anciana tenía reconocido un grado 2 de dependencia, al igual que Antonio, su marido, y además contaba desde el 2008 con un grado aprobado de minusvalía del 77 %. Padece, junto a otras patologías, insuficiencia pulmonar obstructiva crónica (EPOC) y necesita, además de oxígeno las 24 horas y nebulizadores, la silla de ruedas. Todo eso ha convertido su piso de la ciudad en una especie de hospital casero.

En esa situación, Marisol no entendía cómo la burocracia atascaba un apoyo ya concedido para atender a su madre. Cuando su paciencia se agotó, después de llamar a muchas puertas, dio a conocer su caso. Ahora, menos de dos meses después, parece resuelto.

Sin miedo, son derechos

«Si esto se consiguió fue gracias a los medios de comunicación. Es triste, pero es así. Por eso animo a la gente que esté en una situación similar a que levante la voz porque sí hay salida si se levanta la voz. A que lo hagan y no tengan miedo porque lo que están reclamando son derechos, no limosnas», subraya. ¿Qué ha pasado para que se solventara el caso de su madre? En mayo Marisol ya había iniciado los trámites para solicitar una nueva valoración de sus progenitores al empeorar su estado de salud. Al hacerse pública su denuncia, esa petición se agilizó y hoy tanto Nélida como Antonio tienen reconocido el grado 3 de dependencia, lo que conlleva una ayuda a domicilio de 70 horas al mes para cada uno -frente a las 45 horas del grado 2 que tenía Antonio-.

Marisol hace hincapié en que en el caso de su madre no todas las Administraciones públicas actuaron igual. «Sé que es su trabajo, pero el equipo de dependencia de Vigo se ha molestado. Me escucharon y me atendieron. Un diez para esa jefa del equipo de dependencia», expone. En el lado opuesto está, dice, la concejalía de Benestar Social del Concello de Pontevedra. Pero deja claro que no por sus trabajadores, «que tienen las manos pilladas y que no tienen los recursos necesarios para atender una demanda cada vez mayor».

Ella y su marido saben bien lo que es cuidar a dos personas de 90 años. Sostiene Marisol que la dependencia es algo muy importante y que la ayuda a domicilio «está olvidada». «No todas las personas pensamos en llevar a los nuestros a una residencia. La ayuda a domicilio es un ahorro en dependencia porque su coste es mucho menor que un centro de día o una residencia». Ella, aunque su tema está solventado, pide a las Administraciones más recursos para agilizar las valoraciones y también más horas para ayuda a domicilio, que son muy necesarias. Cree firmemente que al final todo se reduce a una cuestión de presupuesto. De ahí, recalca, que haya que priorizar, y hacerlo bien.

Que no lleguen tarde

Tiene claro que si no hubiera difundido su situación hoy su madre seguiría esperando por esa ayuda: «Si no denuncio, seguiría como estaba y las ayudas después llegan tarde cuando, desgraciadamente, no hacen falta». En su caso, no llegó tarde y, pese a sus muchos achaques, sus padres son felices con todas sus limitaciones. «Son felices porque están juntos en su casa y yo, más». Antonio superó hace dos meses una trombosis pulmonar.

En mayo el Concello no tenía horas y había 357 personas en lista de espera

  

A principios del pasado mes de mayo, cuando Marisol, la hija de Nélida y Antonio, dio a conocer su caso, había en el Concello de Pontevedra un total de 357 personas en lista de espera para recibir una ayuda a domicilio de dependencia. De esas 357 personas, según los datos aportados entonces por la concejalía de Benestar Social, 57 eran de grado 3, 106 de grado 2 y 194 de grado 1.

El concejal Marcos Rey (PSOE) anunciaba que se quería ampliar el número de horas del SAF (servizo de axuda no fogar) que se estaban prestando. Sobre el caso concreto de Nélida, se achacaba su situación precisamente a la falta de horas. «Esa persona, que tiene un grado 2 de dependencia, está en lista de espera, aguardando a que queden horas disponibles y en cuanto exista esa posibilidad se le dará la correspondiente prioridad», indicaba un portavoz. Se reiteraba que, lamentablemente, no quedaba más alternativa que estar en lista de espera, apuntando que en la medida de lo posible se intentaría agilizar su expediente.

¿Qué ha ocurrido para que ahora Nélida sí disponga de la ayuda de dependencia? La respuesta que se ofreció, a preguntas de La Voz, desde la concejalía de Benestar Social del Concello es la siguiente. «En el caso de Nélida ha sido la Xunta la que la ha subido en la lista, muy probablemente por bajas o fallecimientos y por este motivo se ha resuelto la situación. En el caso de su marido, se ha revisado su expediente y por agravamiento [de su salud] le correspondían más horas de ayuda».

Desde el Concello se justifican en que en los últimos años han crecido las horas para el SAF y que lo ideal sería un «acuerdo regulador bianual» para poder mantener las horas en el tiempo. El Ayuntamiento asume un tercio y el resto, la Xunta.