Veinte años por violar y robar a una septuagenaria en Bueu

Alfredo López Penide
López Penide PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA

CAPOTILLO

La Guardia Civil halló ADN del acusado en el lugar del hecho

27 may 2021 . Actualizado a las 22:55 h.

El acusado de violar brutalmente a una septuagenaria en su domicilio de Bueu en marzo del 2017 acaba de ser condenado a veinte años de prisión por la Audiencia de Pontevedra. Catorce años se corresponden con el delito de agresión sexual, pena a la que hay que sumar otros cuatro años por robo con violencia y dos por lesiones. Además, la sala le impone diez años de libertad vigilada y la prohibición, durante el mismo período de tiempo, de comunicarse y aproximarse a la víctima, penas que empezarán a cumplirse en ambos casos una vez cumpla los años de cárcel.

La sentencia refiere que el acusado «conocía perfectamente la casa de la afectada», ya que había realizado trabajos de albañilería en ella. De este modo, el relato de hechos probados recoge que el ahora condenado, entre la medianoche y las tres de la madrugada del 4 de marzo, acudió a la vivienda de la víctima donde rompió los cristales y barrotes de aluminio de las puertas exterior e interior de la parte trasera. Una vez dentro del inmueble, accedió al dormitorio donde dormía la víctima, de 75 años, quien residía sola.

Para evitar ser identificado, el acusado vestía ropa oscura y cubría su rostro con un pasamontañas. De este modo, sorprendió a la vecina de Bueu, a la que abofeteó, desnudó, amordazó con cinta aislante, tapó la cara con la ropa de la cama y la ató de manos y pies con cuerdas que portaba. Acto seguido, y con ánimo de satisfacer sus impulsos sexuales, la agredió sexualmente para, posteriormente, coger «una botella de vino que había en el domicilio y, tras verterla en la sábana bajera de la cama, limpió con un trozo de la misma los genitales con ánimo de eliminar cualquier vestigio o resto biológico».

Seguidamente, el procesado sustrajo 1.250 euros. «Asimismo, y a fin de evitar que pudiera pedir auxilio de inmediato, tiró el teléfono móvil de la misma en el cubo de la basura de la cocina y abandonó el domicilio después de cortarle las ataduras de las piernas», añade la resolución.

El intento de ocultar su rastro fue en vano, toda vez que la Audiencia confirmar que se encontró ADN del encausado en el lugar de los hechos, además de que su teléfono móvil lo situó en las inmediaciones de la casa a la hora en la que se produjo la agresión. Las magistradas refieren que la declaración de la denunciante fue «veraz, creíble y sin contradicciones».

«Estiven na miña casa»

Por su parte, el acusado mantuvo que «esa noite estiven en Marín na miña casa», una versión que contó con el apoyo de su esposa. «Estuvo conmigo», aseguró esta última, al tiempo que mantuvo que su esposo «es extrovertido, no le gusta discutir y no es violento, todo lo contrario».

Un guardia civil, por otro lado, explicó que la investigación se inició en julio de 2016 como consecuencia de la violación de la expareja del hermano del acusado. En septiembre de ese año, la mujer de su hermano, con la que estaba en trámites de divorcio, también denunció una violación en Cangas, mientras que en marzo del año siguiente se produjo el asalto a esta vecina de Bueu. En los tres casos «se daba el mismo modus operandi».