Las incógnitas del paradero del sin techo Antonio se despejan

M.H. PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA

MARÍA HERMIDA

Numerosas personas afirman que le vieron en A Coruña y una entidad le prestó ayuda hace días en Santiago. En Pontevedra, donde le buscaban, se sienten aliviados de que no le haya pasado nada malo

24 feb 2021 . Actualizado a las 17:59 h.

«Le he visto en A Coruña». Tras publicar La Voz que distintas instituciones benéficas de Pontevedra buscaban a Antonio, un hombre que vive en la calle y que durante años pernoctaba en la misma zona de la ciudad sin apenas moverse de sitio (primero dormía en Benito Corbal, luego en Sagasta y últimamente en las galerías del viejo cine Gónviz) fueron numerosas personas las que señalaron que le vieron en A Coruña. Algunos ciudadanos le sitúan en la plaza de Pontevedra y otros en un autobús urbano.

Tras ser conocedoras de estas pistas, desde las instituciones sociales de Pontevedra contactaron con sus homólogos en distintos puntos de la provincia coruñesa y comprobaron que, efectivamente, todo parece indicar que Antonio se marchó hacia el norte. «Desde Cruz Roja le prestaron ayuda en Santiago hace unos días, tal y como me informaron hoy. Luego, parece que se marchó de allí, así que es muy probable que esté en A Coruña o en otro sitio. Nosotros ya no entramos en eso, lo que queríamos comprobar es que no le había pasado nada grave después de desaparecer del sitio donde siempre dormía», señala Esther González Gómez, educadora del comedor social de San Francisco, una de las entidades benéficas más significativas de Pontevedra. 

Si, como todo parece indicar, Antonio se marchó hacia el norte, dejó atrás la ciudad en la que vivió, a ras de suelo, durante numerosos años. En Pontevedra era ya un rostro conocido. Hablaba poco y no quería saber nada de los albergues, ni siquiera cuando llegaban las olas de frío y lluvia. «Con las mantas es suficiente», solía decir, mientras se agarraba a sus petates, que movía de portal en portal. Solía ir al comedor social al mediodía, pero dejó de hacerlo cuando comenzó la pandemia y se cambió la tradicional comida del mediodía por el reparto de táperes. Desde entonces, según explican en el comedor, sobrevivía de lo que le iban dando los vecinos, pero no solía aparecer por la institución. Aún así, todos le conocían y en estas últimas semanas fueron muchas las personas que se preguntaron por su paradero. «Hasta Protección Civil se interesó, porque a Antonio todo el mundo le conocía», explican desde San Francisco, un lugar comandado por el padre franciscano Gonzalo donde la máxima es no hacer demasiadas preguntas y dar de comer a todo aquel que se asome por la puerta. 

De Antonio se sabe, porque él mismo así lo narraba, que llegó un día de Madrid a Galicia en busca de un hermano que creía tener en O Barco y que, según explicaba hace años, nunca había llegado a encontrar. Contaba también que en la capital había sido camarero. Y que un día, en esas vueltas que da vida, se quedó sin nada. Acabó en la calle. Y un día llegó a Pontevedra. En el 2016, en una mañana de frío gélido, Antonio pronunciaba una frase desoladora para una información de La Voz de Galicia: «El frío no es lo peor de la calle. Lo malo es no saber qué hacer ni a qué lugar ir», indica. Quizás ahora lo haya encontrado. O quizás no.