«Hay motoristas que en el monte van hasta encima de rocas con petroglifos»

Marcos Gago Otero
marcos gago PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA

Marcas de rueda de motos en una pista en San Tomé de Piñeiro
Marcas de rueda de motos en una pista en San Tomé de Piñeiro COMUNIDAD DE MONTES DE SAN TOMÉ DE PIÑEIRO

Pistas forestales destrozadas por los derrapes y repoblaciones arrasadas

05 feb 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

A los comuneros de San Tomé de Piñeiro y de San Xulián de Marín se les ha agotado la paciencia. Todas las semanas, pero especialmente los domingos, en sus montes se puede escuchar con más facilidad el ruido de las motos que el canto de los pájaros. Se encuentran de todo, desde personas que van solas a grupos numerosos. Algunos se van al ser reprendidos, otros se muestran más desafiantes Y estos no se conforman con atravesar el monte a toda velocidad, sino que les encanta hacer derrapes y circular, en muchos casos, sin fijarse qué tienen por delante.

Las consecuencias son mucho más que el mero trastorno de los sonidos habituales del bosque. A muchas de estas personas les encanta que el motor ruja en las pistas, cuanto más empinadas mejor, haciendo derrapes que destrozan el firme de arena y piedras y que las lluvias se encargan después de rematar. Tampoco se libran las repoblaciones. Aquí no escogen, les da igual cruzar a gran velocidad y convertir en un circuito tanto una parcela donde brota el eucalipto como aquellas donde hay ejemplares jóvenes de castaños o robles,

El presidente de los comuneros de San Xulián, Manuel Estévez, explica su impotencia para conseguir frenar a los incívicos. «Hacen derrapes en las pistas, donde tenemos plantaciones de árboles pequeños y hasta pasan por encima de las rocas donde hay petroglifos». El confinamiento de primavera fue un respiro para un viejo problema en el monte. Pero en el verano volvió el rugido de los motores y se intensificó hacia el otoño.

«Nos suben por la zona de Sete Camiños y por Pardavila, donde está el depósito nuevo, sobre todo en fin de semana», señala Estévez. El dirigente de San Xulián añade: «Andan por cualquier sitio, les gustan mucho las pistas, porque allí derrapan, pero las destrozan y cuando llueve se vuelven intransitables». El daño es cuantioso en las parcelas donde las plantaciones son pequeñas, de árboles que no llegan a medio metro. Las motos les pasan por encima. Los circuitos de bici también sufren el impacto de los vándalos.

Estévez añade que es difícil identificarlos. Indica que aunque ha avisado en algunas ocasiones al Seprona, porque las motos y los quads están prohibidos en el monte, no ha conseguido nada. Las motos son rápidas, sus conductores son difíciles de identificar y el monte es muy extenso, por eso aún no han hecho denuncias formales.

Grupos de 10 a 12 personas

Daniel Rosales es el presidente de los comuneros de San Tomé. Es mencionarle las motos y cambiarle hasta el tono de voz. «Estamos bastantes fastidiados. Os domingos poden verse grupos de dez ou doce motos, que van desde Coto do Home ata Lagocheiras, que baixan por un cortalumes». Con pistas con pendientes de entre 35 y 40 grados, los derrapes causan destrozos considerables y es difícil así tener las pistas a punto. «Na Mancomunidade de Montes do Morrazo estamos falando de denunciar á Fiscalía o que está pasando».

Rosales también critica la actitud de algunos. «Non podes facer nada porque non os das collido, e ademais cando lles falas moitos rinse de ti». El dirigente de San Tomé indica que hay quien les dice que «o monte é de todos», pero a Rosales le es difícil pensar que la mayoría no sepa que está prohibido estar con motos en el bosque, porque el monte no es de todos. Tiene dueños.