«Le decía a Tushar que iba a conocer a Kaira andando y ya con dientes»

Cristina Barral Diéguez
cristina barral PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA

CAPOTILLO

La pandemia separó a Elena y a su marido diez meses y él se perdió el parto

10 ene 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Distancia, pero sobre todo confianza y respeto, marcan la historia de amor de Elena y Tushar. Se conocieron en el año 2013 cuando ambos trabajaban en un barco de cruceros en Alaska. Elena Gondar se ríe cuando se le pregunta si lo suyo fue un flechazo. «Por mi parte sí, él tardó más». Para ella era su último mes de contrato y necesitaba volver a casa para estar con su familia. Con Tushar Shetty, natural de Bombay, en la India, se comunicaba en inglés. Eran solo amigos.

Elena regresó a Pontevedra y mantuvieron algún contacto. Pero lo de Tushar no era escribir. En el verano del 2014, ella, que es «muy de corazonadas», organizó un viaje a la India con una oenegé en un punto intermedio por si Tushar no estaba en Bombay. «Fui como voluntaria y contacté con unos amigos por si él no estaba». Estuvo un mes y se vieron la última semana. «En nuestro caso por las diferencias culturales y por ser de dos países tan lejanos teníamos que hacer al revés que muchas parejas que primero se conocen y después se casan», cuenta Elena, que va traduciendo a Tushar, que sabe poco castellano.

Su historia acabó en boda, no sin nuevos contratiempos, el 3 de junio del 2017. Y precisamente ese mismo día pero del 2020 nacía su primera hija, Kaira, a pesar de que Elena salía de cuentas el 28 de mayo. Un nombre fácil de pronunciar y corto que significa paz. Si Elena y Tushar estuvieron lejos más de lo que hubieran deseado al inicio de su relación, el covid no solo contribuyó a volver a separarlos, sino que impidió al padre asistir al parto y disfrutar de los primeros seis meses de vida de su pequeña.

Tushar tenía que hacer unas gestiones en la India y solicitar un visado para que sus padres pudieran conocer a su nieta. Iba a estar fuera entre el 16 de febrero y el 29 de marzo. Pero la pandemia y el confinamiento lo mantuvieron lejos de casa diez largos meses. Elena relata que su marido se perdió todos los cambios del embarazo y las pataditas que daba Kaira en su tripa. Cuando Tushar se fue a la India apenas se le notaba la barriga. Casi todos los días compartían videollamadas, pero lógicamente no es lo mismo. Elena dio a luz por cesárea en el hospital Quirónsalud acompañada por su madre, Loli, a las 20.30 horas del 3 de junio. Fue Loli quien se lo comunicó a Tushar con la diferencia horaria. Aquel día el papá primerizo lloró al ver a la pequeña a distancia y también aquel miércoles las comunicaciones con la India, que fallaban a menudo, funcionaron a la perfección.

Elena resta importancia a haber afrontado el embarazo sola porque lo pasó sin complicaciones, pero sí lamenta que debido al confinamiento Tushar «está asumiendo ahora que es padre». ¿Cuándo y cómo se reencontraron y conoció en persona a Kaira? No fue hasta el pasado 9 de diciembre porque el padre de Tushar se contagió de covid y después lo operaron de cataratas. Elena ya bromeaba con la vuelta de su marido. «Le decía que íbamos a ir al aeropuerto a buscarlo con Kaira andando y ya con dientes». Pero eso ya no quería poner más fechas en el calendario.

La llegada de Tushar fue una sorpresa para su mujer. Su marido preparó todo con sus suegros para darle una sorpresa. Esta periodista estaba redactando de madrugada una nota de prensa sobre la marcha que once hosteleros de Pontevedra, Poio y Marín habían iniciado dos días antes a Madrid para reclamar al Gobierno el rescate del sector. Su hermano Juanjo era uno de esos héroes. La alegría fue inmensa al ver entrar a Tushar. Pero él se quedó paralizado cuando vio a Kaira. «El shock fue tan fuerte que no lloró», desvela Elena.

Desde entonces ya no se han vuelto a separar. Tushar tiene la residencia y el deseo de la familia es poder viajar los tres a la India para que conozcan a la pequeña sus otros abuelos. Tushar apunta que en su día fue arriesgado comunicar a sus padres que Elena era más que una amiga y que iba a ser su esposa. Por su cultura estaba predestinado a casarse con alguien de su comunidad y medio elegida por sus padres. Su madre lo entendió porque lo primero es la felicidad de sus hijos. A su padre le costó un poco más. Pero ambos lo aceptaron y lo respetan. «Tuve que ir a contracorriente, pero también abrí puertas para otras generaciones», añade Tushar.