Asestan el enésimo golpe a los cultivos de marihuana que proliferan por el confinamiento

A principios del presente mes de octubre, la Guardia Civil había cuadriplicado los decomisos de marihuana en Pontevedra, una droga cuyo consumo se disparó de forma global como consecuencia del confinamiento, tal y como recogía el Observatorio Europeo de Drogas y Toxicomanías. De este modo, si en el 2019 fueron 2.743 las plantas intervenidas en las Rías Baixas, con el arranque de octubre ya se superaban las diez mil.

Desde entonces se han venido sucediendo otras actuaciones en distintos puntos de la provincia, la última de las cuales se produjo en la comarca del Umia estos mismos días. El operativo, en esta ocasión, se saldó con el arresto de un vecino de Barro de 61 años, como supuesto autor de un delito contra la salud pública, por cultivo y elaboración de drogas, si bien, posteriormente, quedó en libertad en sede policial con la obligación de comparecer ante la autoridad judicial cuando sea requerido.

A esta persona se la relaciona con dos cultivos localizados en el mismo municipio de Barro y en el de Caldas incautándose cerca de ochenta plantas. Las investigaciones se iniciaron el pasado mes de septiembre por el equipo de investigación de la compañía de Vilagarcía de Arousa, en colaboración con la patrulla del Seprona y los agentes del puesto de Caldas de Reis.

Las pesquisas policiales condujeron hasta sendas plantaciones de cannabis sativa que se encontraban ubicadas en propiedades particulares de terceras personas que no las usaban desde hacía tiempo, ocultas entre cultivos de maíz y con el mismo sistema de cultivo. La Guardia Civil, asimismo, precisó que ambas apenas estaban separadas dos kilómetros entre sí y, además, utilizaban los mismos materiales para su mantenimiento, caso de bridas y guías de sujeción. En la de Caldas fueron decomisadas 35 plantas de marihuana, mientras que en la de Barro fueron 36.

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