La burocracia y el covid se alían para retrasar aún más el dragado del Lérez

Marcos Gago Otero
marcos gago PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA

CAPOTILLO

La reubicación del vertido de áridos fuerza una nueva tramitación ambiental

09 oct 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

La obra del dragado del Lérez, una actuación por la que las cofradías llevan esperando más de diez años, sigue sin fecha de licitación. La pandemia se ha sumado a la burocracia a la hora de dilatar esta intervención en el fondo de la ría de Pontevedra y que tiene como objetivo primordial mejorar los bancos marisqueros al retirar los áridos que obstaculizan el canal del Lérez y originan los lombos y los fangos en las zonas productivas de almeja. La presidenta de Portos de Galicia, Susana Lenguas, intervino en el Parlamento de Galicia a petición de una pregunta de la diputada socialista Paloma Castro. En su intervención, Lenguas dio cuenta de las gestiones que está realizando su departamento, ante una obra compleja, no solo desde el punto de vista técnico, sino por la maraña burocrática entre Administraciones que la obstaculiza.

Tras años de tira y afloja, Portos aprobó en el 2017 un proyecto de dragado del Lérez, que preveía un punto de vertido de 200.000 metros cúbicos de áridos al oeste de Tambo. Las cofradías de Bueu, Marín, Sanxenxo y Portonovo se opusieron frontalmente por el temor de que el depósito de todo ese volumen de áridos causase problemas en los bancos de navaja y dejase en el paro a los profesionales de recursos específicos del mar. Portos había condicionado siempre la ejecución de la obra al consenso en la ría y, ante esta disensión, se paró todo.

El acuerdo alcanzado fue la opción de verter en un punto autorizado por Madrid, a varias millas por fuera de Sálvora, donde en el pasado las Administraciones públicas ya habían hecho otros vertidos. La idea incendió a las cofradías arousanas, que temen que pueda afectar a la boca de su ría, pero desde Portos se insistió en que eso no pasaría nunca. En su intervención de ayer en el Parlamento, Susana Lenguas insistió en el punto de vertido de Sálvora, como destino final de los áridos que no se usen para regenerar el banco marisquero de Campelo. Por su parte, el PSOE insistió en que se tratasen esos áridos en tierra, pero según la Xunta es inviable.

Actualización de los estudios

Salvado el escollo en la ría de Pontevedra y desechadas las quejas de los arousanos, al entenderlas improcedentes, la Xunta se encontró con que tiene que volver a empezar de cero con todos los permisos. En diciembre del año pasado Portos licitó una nueva batimetría y analíticas de áridos para actualizar los datos recopilados para el proyecto del 2017. La desembocadura del Lérez es un ámbito tan variable, desde el punto de la sedimentación y la hidrodinámica, que este informe es vital para que no haya problemas después.

Sin embargo, este estudio se vio afectada por el estado de alarma y el contrato no se pudo firmar hasta junio de este año. Ahora la presidenta de Portos sostuvo que sus resultados estarán listos en un mes. «Eses documentos son básicos, pero preliminares para continuar coa redacción dos demais estudios ambientais», incidió. Es decir, el cambio de ubicación exige una nueva tramitación ambiental de todo el proyecto y no solo parcial del depósito de áridos. En su momento, desde Portos se indicó que confiaban en que reciba un rápido visto bueno de las Administraciones competentes, ya se que basa en el mismo que se aprobó en el 2017, y porque el punto de vertido al oeste de Sálvora no debería ser un problema, al estar autorizado desde el ministerio.

No obstante, Lenguas evitó, en el debate parlamentario, poner fechas. Se limitó a indicar que esperaba continuar con la tramitación «coa maior celeridade posible pero respectando, como no pode ser doutro xeito, todas as garantías ambientais».