Atención primaria destaca su papel en la pandemia pese a la falta de medios

Cristina Barral Diéguez
cristina barral PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA

CAPOTILLO

Los profesionales subrayan que los centros de salud nunca estuvieron cerrados

27 ago 2020 . Actualizado a las 23:48 h.

El 2019 fue un año muy reivindicativo en atención primaria. Profesionales del primer nivel asistencial de la sanidad pública salieron a la calle y llegaron a ponerse en huelga para reclamar más medios materiales y humanos y más tiempo para sus pacientes y para poder hacer educación para la salud. Reclaman mayor capacidad resolutiva porque, dicen, tienen mucho que aportar. Las plantillas de primaria del área sanitaria de Pontevedra y O Salnés no fueron una excepción en el conjunto de Galicia y se organizaron en torno al movimiento de las asambleas de áreas sanitarias (AAS).

La Xunta, por su parte, tenía en marcha un plan para reorganizar y potenciar la atención primaria que, pese a tímidos avances, no convencía a muchos de los profesionales. Pero en marzo llegó la pandemia y las prioridades sanitarias obligaron a aparcar movilizaciones y a dedicar los esfuerzos a contener la emergencia. Los centros de salud, al igual que sucede con los ayuntamientos, son en muchos casos la primera referencia para los ciudadanos.

Médicos y enfermeros de primaria de Pontevedra y O Salnés consultados por La Voz coinciden en que, consciente o inconscientemente, el Sergas no explicó bien la nueva realidad en los ambulatorios, lo que llevó a trasladar el mensaje erróneo de que los consultorios llevan meses prácticamente cerrados. «Faltó más pedagogía en ese sentido. Hay gente que lo entiende y está contenta, y otra mucha que utiliza cualquier excusa para echarnos tierra encima. Lo que está claro es que en esta situación los centros de salud no pueden volver a ser centros sociales», comentaba hace unos días Yolanda Fernández, facultativa en Bueu.

Los consultorios han recuperado toda la actividad asistencial anterior a la pandemia, pero el grueso de la atención sigue siendo telefónica. Cada ambulatorio pactó con la Xerencia su agenda, dejando unos huecos presenciales por facultativo y día. Cuando el médico estima que hay que ver a un paciente presencialmente se le cita, y por supuesto se atienden las urgencias, recalcan. El gran problema, comentan los profesionales, es la sobrecarga también en estas circunstancias. No hay prácticamente sustituciones por vacaciones o ausencias y los facultativos tienen que intersustituirse y asumir el cupo de los compañeros que faltan. Una situación que se agrava en centros pequeños o de zonas costeras donde crece la población. El centro de salud de Forcarei, por ejemplo, lleva varias jornadas sin médico por enfermedad de un facultativo -el otro se jubiló y no se cubrió-, según denunció ayer el sindicato O´Mega.

El seguimiento de los positivos por coronavirus también recae sobre primaria. Aunque muchos dicen no saber cuántos rastreadores hay en el área sanitaria y dónde están físicamente, en algunos centros se colabora en esas tareas con los contactos estrechos. Carlos Bastida, médico en Marín, alude a que primaria hace una importante labor de rastreo para detectar posibles casos asintomáticos, aunque otros compañeros cuestionan abiertamente el papel de la llamada central de seguimiento de contactos (CSC), a la que no tienen acceso.