«La prevención siempre me entusiasmó»

xacobe lamas PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA

Abeledo es también la promotora del Pasominuto que ha dado la vuelta al mundo
Abeledo es también la promotora del Pasominuto que ha dado la vuelta al mundo Ramón Leiro

Enfermera de profesión y vocación, se hizo famosa por sus pioneros talleres para hablar de salud w

23 ago 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

María del Carmen Abeledo (Pontevedra, 1954) parecía predestinada desde la misma cuna a ser quien es hoy. De su padre heredó la profesión: enfermero. De su madre, la vocación: enseñar y aprender.

Abeledo se crio en la rúa Perfecto Feijoo. Y en el Estadio da Xuventude. Porque ella y sus amigos casi moraban en las pistas de atletismo y en la piscina. Allí, descubrió su afición y se destapó como un culo inquieto: atletismo, natación, salto de trampolín... El deporte y la vida sana fueron sendas que ya no abandonaría. Muy pronto, a los 12 años, decidió lo que quería ser. Y su padre le advertía: «No todo el mundo vale para esta profesión».

Solo abandonó la ciudad del Lérez durante tres años, cuando se trasladó a Santiago para estudiar en la Facultad de Medicina. Incluso entonces pareció decidida a dejar huella lejos de su ciudad natal. Fue entre el 1973 y el 1976. Años movidos en la capital gallega, ella también tuvo que correr delante de los grises: «Nos perseguían por todo el atrio, pero conseguimos hacer valer nuestras demandas: eliminar las guardias de los fines de semana para tener tiempo para estudiar».

Ese carácter contestatario ha sido un continuo en la vida de Abeledo. Siempre ha reivindicado el papel de la mujer en la sociedad y ha sido una firme defensora de una sanidad pública y de calidad: «Cuando me tocó dirigir determinadas labores en Virxe da Peregrina o en A Parda, demandé más personal. Quiero que mis compañeros hagan bien su labor, pero para eso necesitan recursos».

Al regresar de Santiago comenzó las prácticas clínicas de la mano de su padre y despejó las pocas dudas que él podía tener: «Parece que sí que vas a valer», le dijo con orgullo.

Si se escribiese una historia de los centros de salud de Pontevedra, sería inevitable citar su nombre. Abeledo pronto comenzó a trabajar en Montecelo, en quirófano, durante 12 años. De allí, pasó al centro Virxe da Peregrina, a Atención Primaria. «Esa es mi auténtica pasión. Siempre me interesó y entusiasmó la prevención», indica. Una pequeña estancia en el centro de salud de Lérez y vuelta al Virxe da Peregrina para colaborar en su transformación en un ambulatorio. Y los últimos años de su carrera los pasó en A Parda: «Me gustó el proyecto cuando comenzaron a montarlo y me uní», explica.

En su consulta en A Parda fue donde le quedó claro que el tiempo del que disponen un médico o un enfermero para atender a sus pacientes es siempre insuficiente: «Por ejemplo, venía una persona recién diagnosticada de diabetes, asustada. Y si tuviese tiempo podría tranquilizarla, haciéndole entender que puede llevar una vida sana, siguiendo una serie de pautas. Pero en 10 minutos es imposible».

Enseñar y aprender

La solución que encontró fue reunir a un grupo de pacientes en sus horas libres para darles toda la información posible sobre sus dolencias. Fueron los talleres que la hicieron famosa en Pontevedra -aunque ella, humilde, se resista a reconocerlo-. En ellos, educó acerca de temas como la obesidad, la actividad física, la menopausia, diabetes...

Su humildad, de nuevo, le dificulta hablar del éxito de los mismos: «No quiero sonar presuntuosa, pero a día de hoy aún hay gente que me dice que su calidad de vida mejoró gracias a esos talleres». Y no puede disimular el orgullo que siente cuando habla de Pasominuto, un proyecto que ideó para hacer rutas de paseo por la capital provincial, con el objetivo de que sus usuarios redujesen el colesterol. Una iniciativa que hasta recibió un premio en Nueva York y que fue imitada por ciudades de todo el mundo.

Un día, mientras vacunaba a una vecina suya en A Parda, ella le dijo: «Tú me vas a suceder en la asociación». Se refería a la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC), y esa vecina era Josefa Crespo, la presidenta provincial de la asociación en ese momento en Pontevedra.

Animada por Crespo, Abeledo comenzó a vincularse a la AECC y, cuando se jubiló hace poco más de un año, se implicó de lleno. Pronto, Crespo decidió dejar la presidencia y la premonición se cumplió. En febrero de 2020, Abeledo se puso al frente. Y, como ya sabemos, un mes después llegó la pandemia.

«Los pacientes oncológicos han visto empeorada su situación. En los lugares más afectados se han producido retrasos en las intervenciones. Pero lo más grave está en el aspecto económico. Recordemos que el cáncer supone un gasto extra considerable: medicamentos, material, transporte... Conocemos casos afectados por ERTE y despidos».

La AECC ha querido colaborar con la sociedad pontevedresa en estos duros meses extendiendo su red de apoyo psicológico más allá de los afectados por la enfermedad. La han puesto al servicio de todo aquel que lo necesite, e incluso la han ofrecido a empresas.

«Es nuestra manera de devolver a la sociedad lo que nos ha dado», señala Abeledo.

Durante el confinamiento, la AECC siguió con su labor habitual, tanto a distancia como presencialmente. En los peores meses de la pandemia, registraron 4.900 intervenciones en la provincia, de las cuales 3.300 fueron actuaciones de apoyo psicológico.