Los grandes cetáceos adoptan las aguas exteriores de las Rías Baixas como despensa

Serxio González Souto
serxio gonzález VILAGARCÍA / LA VOZ

PONTEVEDRA

BDRI

El instituto BDRI avistó en un solo día ocho ballenas, el mayor grupo de marsopas que haya registrado nunca y 900 delfines

16 ago 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Hasta hace prácticamente un suspiro, Galicia apenas existía en la descripción de las rutas oceánicas de los grandes cetáceos. Por la sencilla razón de que su presencia nunca se había analizado científicamente. Las cosas han cambiado drásticamente gracias a que ahora sí hay quien escuche el árbol caer.

El trabajo del Bottlenose Dolphin Research Institut (BDRI), que opera desde O Grove para estudiar el comportamiento de la fauna marina, está conectando las aguas exteriores de las Rías Baixas con Canadá, Islandia o las Azores dentro del grupo de lugares «con una excepcional riqueza», explica Bruno Díaz, doctor en Ecología y director del instituto arousano.

Baleanatur

El BDRI está desarrollando un ambicioso proyecto, Balaenatur, con el apoyo de la Fundación Biodiversidad del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, cuyo objetivo es precisar el comportamiento de delfines, ballenas y marsopas en las aguas gallegas.

Esta semana, en una sola singladura, sus miembros fueron capaces de avistar ocho ballenas (cinco rorcuales comunes y tres aliblancos), una treintena de ejemplares de marsopa en el grupo más numeroso de esta especie que la entidad haya registrado nunca, sesenta delfines mulares en el interior y el exterior de la ría de Arousa y novecientos delfines comunes.

«Y no estaban solos; también había atunes rojos, peces espada, peces luna, tintoreras (tiburones azules) y aves como pardelas cenicientas, capirotadas y balear, alcatraces, págalos, paíños, gaviotas, cormoranes e incluso un arao». Todo, tras navegar cien millas náuticas más allá de las Illas Atlánticas en una jornada de quince horas, explica Bruno Díaz entusiasmado.

«Tenemos que analizar los datos, pero probablemente se trate de uno de los años en los que hemos detectado un mayor número de ejemplares», subraya el investigador. Esta explosión de biodiversidad se asocia directamente al fenómeno del afloramiento, que en verano renueva el agua de las Rías Baixas con nutrientes procedentes del fondo oceánico.

«Estamos detectando mucho plancton cargado de kril del norte, por eso vienen las ballenas a alimentarse, y no solo los mamíferos marinos». El fundador del BDRI dice sentirse orgulloso «como gallego de constatar la existencia de esta riqueza excepcional». Sus estudios constituyen el primer paso para el diseño de planes específicos de protección y conservación.

En esto, Bruno Díaz plantea un buen razonamiento: «La presencia de estos animales mejora el ecosistema, regula el equilibrio natural y facilita una mayor variedad de especies; todos salimos ganando, también la pesca».