«Galicia, especialmente desde el siglo XVII, fue objetivo y tierra de corsarios»

Marcos Gago Otero
marcos gago BUEU / LA VOZ

PONTEVEDRA

CAPOTILLO

El Massó se especializa en la historia de la navegación gallega y mundial

04 ago 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

La adquisición del hacha y del puñal de abordaje y de los dibujos piratas complementan la espectacular colección del museo marítimo buenense.

-Para aclararnos desde el principio, ¿en qué se diferencian un corsario de un pirata?

-El pirata es un delincuente que actúa fuera de la ley. El corsario estaba legitimado por la corona a través de una licencia o patente de corso que le autoriza a atacar los intereses comerciales de países enemigos, por lo que solo podían capturar barcos con bandera de esos países y debía respetar unas normas y actuar dentro de un orden. Esta actividad estaba regulada por medio de unas ordenanzas reales y una parte del botín obtenido en los abordajes le correspondía a la corona.

-¿Qué importancia tuvieron tanto la piratería como la actividad del corso en la ría de Pontevedra y su entorno y cuándo desaparecieron?

-La costa gallega fue objetivo y tierra de corsarios, especialmente a partir del siglo XVII. Durante esta centuria será objeto constante de ataques por parte de los corsarios turcos que castigaron especialmente Vigo, donde los ataques corsarios fueron intensos y constantes, extendiéndose a Cangas y Marín. Pero esta actividad terminó por convertirse a finales del siglo XVIII y durante el siglo XIX en un recurso económico para esas mismas poblaciones y en estrategia de defensa contra el corso inglés.

-¿Por qué son importantes las piezas adquiridas por el Museo Massó?

-Este tipo de hachas son una de las piezas más buscadas por los coleccionistas de armas blancas y son difíciles de encontrar en el mercado de antigüedades, como bien puede constatar el responsable de Nautilus Antigüedades que fue quien las adquirió para ofertarlas al Museo Massó. Es un tipo de pieza muy difícil de encontrar en buen estado y esta destaca por el hecho de que conserva el mango original, cosa que resulta bastante infrecuente. Pero sobre todo al Museo Masó le interesan por su valor cultural ya que son testimonios muy significativos de una actividad que ocupa un capítulo importante de nuestra historia, de la historia de la navegación pero también de la historia de la gente de nuestros puertos y nuestras rías.

-¿Hay más piezas de este estilo en algún museo gallego?

-En el Museo Naval de Ferrol se conserva un solo ejemplar de un hacha de abordaje que ingresó recientemente formando parte de una donación.

-Los dibujos comprados para el Massó son de Máximo Ramos López. ¿Quién fue y por qué su interés por la piratería? ¿Tenía algún vínculo familiar o eran dibujos por afición o trabajo?

-Fue un artista de origen ferrolano que trabajó en Madrid como ilustrador para editoriales como Prensa Española, que publicaba el diario ABC y la revista Blanco y Negro, y para Prensa Gráfica, que editaba la revista La Esfera. Además de tomar parte en un motín organizado en el colegio en el que estaba interno en protesta por la mala alimentación que recibían, no hay noticia de que en su pasado existiera alguna conexión con la piratería. Los hombres de su familia por línea paterna eran militares, una tradición que rompió Máximo y que su familia no le perdonó por lo que es poco probable que alguno de sus abuelos ejerciera la piratería. La incorporación de esta temática de fondo literario en su repertorio entra dentro de lo previsible para un ilustrador de la época. De lo que no hay duda es que en Ferrol tuvo acceso a un hacha de asalto como la que ha adquirido el Museo Massó, y que reproduce en estos dos supuestos retratos de piratas. Precisamente este detalle le da un valor especial a la adquisición de este conjunto y contextualiza este tipo de hacha en el entorno naval de Ferrol.

«Los corsarios gallegos eran por lo general personas corrientes»

En un museo como el Massó, los objetos relacionados con la guerra naval tienen su relevancia.

-¿Qué otros testimonios preserva el Massó de la actividad corsaria y pirata en las rías?

-El interés por adquirir y conservar fondos relacionados con la actividad corsaria ya está presente en la colección creada por la familia Masó, donde podemos encontrar fondos bibliográficos y documentales de gran interés. Por ejemplo, están las ordenanzas reales de Felipe IV que regulan la actividad corsaria, una orden del fisco para que se cobre el pago de las tasas a los barcos corsarios españoles que arriben a Cangas, grabados que ilustran ataques corsarios, etc. En los últimos años hemos hecho un esfuerzo por incorporar un tipo de piezas vinculadas con el abordaje por ser muy representativas de la actividad corsaria y raramente presentes en los museos, como el cañón de borda y una pistola con bayoneta desplegable, ambas del siglo XVIII que también se encuentran expuestas.

-¿Cómo eran los corsarios gallegos? Seguro que no era la imagen icónica de parche en el ojo y pata de palo.

-Los corsarios gallegos eran por lo general personas corrientes, si bien se salen de este perfil personajes como el sanguinario pirata pontevedrés Benito Soto y el corsario Juan Gago de Mendoza, originario de Marín y miembro de una familia de la hidalguía gallega. Pero, como afirma José María Leal Bóveda, normalmente eran comerciantes, e incluso en algún caso fomentadores de la pesca. La tripulación podía estar formada por vecinos de la zona y marineros procedentes de Cataluña, Levante, Francia, el País Vasco, etc... La actividad corsaria era un negocio y a la vez una estrategia amparada y fomentada desde el Estado, que enriquecía a quien la practicaba y a la vez atacaba los intereses de potencias enemigas.