El coronavirus obliga a replegar velas

Bea Costa
bea costa VILAGARCÍA / LA VOZ

PONTEVEDRA

MONICA IRAGO

La federación Culturmar ha suspendido el calendario de regatas y encuentros de embarcaciones tradicionales que cada verano salpican la costa gallega

28 mar 2021 . Actualizado a las 18:12 h.

Hoy concluye en Bueu la Semana da Cultura Mariñeira que organiza la asociación Os Galos. Hubo salidas a bordo del Chasula, canciones de taberna, visitas guiadas al museo de Masó y talleres para niños, pero es la excepción. Este verano, como viene ocurriendo desde hace dos décadas, los veleros tradicionales tendrían que tomar los puertos de A Illa, Cambados, Ribeira, O Grove, Combarro, Portonovo y demás. No será así; la pandemia también ha frustrado estos planes.

La federación por la cultura marítima Culturmar ha cancelado el calendario de regatas y encuentros debido al coronavirus. Las maniobras en una dorna, un galeón o una lancha xeiteira hacen imposible guardar las distancias de seguridad, de modo que las asociaciones optaron por suspender las jornadas de navegación con el fin de evitar riesgos.

Eso no quiere decir que todo el mundo haya replegado velas. De hecho, estos calurosos días de julio, pese a la nortada, se pueden ver en la ría de Arousa los paños al viento. El que sale, explican los navegantes, lo hace a nivel individual, con familiares y amigos, y en las embarcaciones de menor tamaño.

Los barcos grandes no salen

Barcos grandes como O Rei do Mar o la xeiteira están fondeados en O Cabodeiro (A Illa) porque precisan de una tripulación numerosa, de modo que las dorna pulpeiras, las más pequeñas, han recobrado su reinado y el próximo viernes tienen la oportunidad de acompañar al volanteiro Piueiro, río arriba hasta Padrón, que se resiste a no realizar la travesía en homenaje a Rosalía de Castro «Inchadiña Branca Vela».

Otras dornas se quedarán en dique seco. La alerta sanitaria deja una imagen insólita, impensable hace un año. En el edificio de usos náuticos de A Illa permanecen una veintena de embarcaciones bajo techo, cuando deberían estar en O Bao, con el olor de la salitre ya impregnado en el casco y dispuestas para salir a navegar en cualquier momento.

El caso es que muchos socios de Dorna, ante la que está cayendo, ya ni siquiera se plantearon esta posibilidad y optaron por mantener el barco a buen recaudo hasta la próxima temporada, cuando -con el permiso del covid-19- se pueda volver a organizar A Volta á Arousa, la regata de O Bao y la Festa das Letras do Mar.

Tampoco este año ha sido posible reeditar la Escola de Vela Tradicional de Dorna, en la que chavales y adultos descubren las técnicas y el placer que supone navegar en una embarcación de madera, como las de antes. Esta escuela ha hecho una labor extraordinaria a la hora de difundir y alimentar la tradición y el patrimonio cultural, pues se ha convertido en un vivero de nuevos aficionados a la navegación.

El año pasado pasaron por esta escuela una docena de personas, que por las tardes acudían a O Bao para aprender como se coloca el palo, se maneja el timón y se tira de la escota.

Sin expediciones

No es el único peaje que obliga a pagar la crisis sanitaria. La formación es importante, pero no lo es menos la promoción de la cultura tradicional, y el 2020 no está siendo propicio para ello. Culturmar realiza una importante labor de visibilización del patrimonio marítimo gallego a través de su participación en encuentros que se celebran en otras partes de España, Portugal y Francia. Expediciones como la de Pasaia (País Vasco) han quedado suspendidas y esto supone perder una buena oportunidad para conocer y darse a conocer, para intercambiar experiencias y establecer lazos en la cultura marítima atlántica. En todo caso, después de 27 años de trabajo, el virus no podrá tumbar el legado que ha conseguido Cultumar en este ámbito. «Galicia segue sendo unha referencia», apunta el nuevo presidente de la federación, José Luis Sacau.

En los años noventa eran un puñado de excéntricos los que se dedicaban a recuperar viejas dornas y navegar en ellas -con el permiso de A Illa, que lleva más de treinta años organizando regatas-. Hoy, Culturmar agrupa a 43 asociaciones de toda Galicia, desde el norte al sur, que han conseguido una flotilla considerable y hacer millas y millas para reivindicar este patrimonio dentro y fuera de comunidad autónoma. Incluso en tierra firme, en concreto a la plaza del Obradoiro de Santiago, donde montaron su particular marina hace dos años con motivo de la conmemoración del 25 aniversario de la federación gallega.

27 años de historia

Esta efemérides se planteó como un escaparate para dar a conocer este patrimonio a un tipo de público que no está familiarizado con la cultura marítima -incluidos turistas-, para celebrar unas jornadas en el Museo do Pobo Galego y sacar un número espacial de la legendaria revista

Ardentía

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A algunos históricos de la vela tradicional les queda la espinita de no haber conseguido constituir una Confederación Ibérica por la Cultura Marítima y Fluvial, porque el río también existe, que sirviera de plataforma de trabajo para las asociaciones gallegas, vascas, catalanas o portuguesas, pero esa travesía no llegó a completarse.