¿Habrá fiestas en el verano del covid-19?

Serxio Barral Álvarez
Serxio Barral PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA

La imagen de la plaza de España de Pontevedra abarrotada en las fiestas de la Peregrina difícilmente se repeitrá este año
La imagen de la plaza de España de Pontevedra abarrotada en las fiestas de la Peregrina difícilmente se repeitrá este año RAMON LEIRO

Pontevedra se resiste a dar por suspendida la programación debido a la enorme repercusión económica que tiene para diferentes sectores. Con todo abierto, se barajan alternativas para «salvar» lo que se pueda

28 may 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Es evidente que la «nueva normalidad» que ya comenzamos a vivir y que se irá acentuando a medida que se sucedan las fases de la desescalada -y mucho más cuando esta se complete- va a influir en prácticamente todos los ámbitos de la vida. Y aunque parezca una frivolidad con más de veintisiete mil fallecidos, hay que pensar también en el verano festivo, que en el caso de Pontevedra es uno de los motores económicos para una ciudad en la que el sector servicios aporta más del 70 % del PIB local.

Por ello, y por lo cambiante de la situación en relación con la pandemia -hace unas semanas se hablaba de una desescalada «sin fechas» y ahora ya se prevé la reactivación del turismo a partir del 1 de julio-, los mensajes que se lanzan desde el Concello son de prudencia antes de dar nada por suspendido. «Parece evidente que as grandes aglomeracións van estar prohibidas por algún tempo, pero a min non me gusta adiantarme na toma de decisións», afirmaba el alcalde, Miguel Anxo Fernández Lores (BNG), el 24 de abril. Lo reiteró esta misma semana: «Hai o compromiso do Concello de manter ao máximo a actividade relacionada coa cultura e coas festas. Son actividades fundamentais para a cidade».

¿Cuánto cuestan las fiestas de Pontevedra?

No hay una cifra concreta para las fiestas de A Peregrina (este año, del 8 al 16 de agosto). El Concello destina 940.000 euros al «verán festivo», que engloba tanto la semana grande como el centenar largo de actividades que cada año abarcan desde finales de junio hasta finales de agosto. La iluminación de las fiestas de Santiaguiño (25 de julio) y A Peregrina cuestan en torno a 37.000 euros. La Feira Franca (4 y 5 de septiembre), tiene un presupuesto aparte, de 160.000 euros.

¿Y cuál es el retorno económico?

Hay quien apunta a que solo la Feira Franca mueve más de 9 millones de euros. Del resto del verano es imposible dar una cifra, pero los locales de hostelería pueden certificar que un verano sin actividades en la calle sería una catástrofe.

¿Qué pasa con las fiestas?

De momento, el Concello no solo se mantiene a la expectativa sino que desde el punto de vista administrativo se trabaja prácticamente con la previsión de mantenerlas. Conscientemente, se dio orden de seguir con las tramitaciones que requieren de más tiempo y planificación. Por ejemplo, durante el estado de alarma ya se tramitaron los permisos para las tiradas de fuegos -pues hay que pedirlos con varios meses de antelación-, se inició el expediente para contratar el suministro de energía eléctrica para Santiaguiño, Peregrina y Feira Franca, o también se licitó el contrato para supervisión del montaje de atracciones feriales. Todo ello, sin saber si habrá fuegos o atracciones.

¿Qué pasará con los conciertos o las actividades de calle?

Los conciertos gratuitos -en la plaza de España, en A Ferrería, del Festival de Jazz, de las fiestas...-, así como las actividades culturales de calle son una de las señas del verano festivo pontevedrés. La pregunta que nadie puede responder ahora es si habrá alguno este año, pero de ser así previsiblemente será con estrictas medidas de seguridad. Una de las opciones que se analizan es la posibilidad de delimitar el aforo. Eso implicaría como mínimo, dos medidas: por un lado, delimitar espacios públicos para evitar aglomeraciones; y, por otro, la colocación de sillas para garantizar que los asistentes mantienen el llamado «distanciamiento social». Así que no se descarta limitar el acceso a espacios como las plazas del centro histórico, lo que supondría gastos añadidos en cuanto para controlar el acceso, para colocar sillas, para proceder a la limpieza y desinfección de los espacios utilizados... En cualquier caso, desde el Concello se subraya que la configuración de la ciudad favorece la posibilidad de optar por esta solución.

¿Podría haber actividades bajo techo?

Hoy por hoy, en virtud del decreto que fija la fase 2 de la desescalada, el auditorio grande del Pazo da Cultura tendría que limitar su aforo a 90 de las 800 plazas disponibles. Y el Teatro Principal, a 60 de 400. Se espera que esas restricciones se alivien en la fase 3 y más cuando remate la desescalada. Pero aun manteniendo la mitad del aforo (400 y 200, respectivamente), se antojan escasos para las actividades que suele acoger la ciudad en verano.

¿Se puede repetir la experiencia virtual del Salón do Libro?

El covid-19 obligó a cancelar O Salón apenas cuatro días después de su apertura, pero el Concello trató de mantener buena parte de los contratos suscritos -sesiones de cuentacuentos, actuaciones, talleres...- que se celebraron a través de Internet y registraron en torno a 150.000 visitas. Repetir la experiencia con las fiestas parece improbable.

¿Y las atracciones feriales?

Es otro de los asuntos pendientes. Los feriantes reclaman poder trabajar, y plantean un modelo de fiestas con recintos vallados y aforo limitado. No se descarta, pero desde el Concello se insiste en la prudencia.