«Nunca vendimos tanta levadura, ahora se sabe lo duro que es ser panadero»

Nieves D. Amil
nieves d. amil PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA

Capotillo

Los profesionales de la ciudad reconocen que hasta «nuestros clientes nos pidieron consejos para hacer pan en casa»

16 may 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Los panaderos de la ciudad fueron de los pocos servicios esenciales que siguieron levantándose de madrugada para atender las necesidades de sus vecinos, ya sea en el despacho o puerta a puerta, una medida que se ha incrementado durante el confinamiento y que muchos esperan seguir manteniendo. Pero si hay algo que han notado en los últimos días es la afición de muchos vecinos por la repostería y en especial por la panadería.

Todos coinciden en el aumento de la demanda de determinados productos. «Nunca hemos tenido tanta venta de levadura para poder hacer pan y repostería como en estos dos meses», comenta Olalla Docampo, responsable de A Devesa. Y no es la única. El propietario de Panaderías Acuña, Jacobo Acuña, reconoce que con la levadura también empaquetaban mucha cantidad de harina. «Ahora todos saben lo que es hacer pan y valoran más el trabajo de panadero», explica por teléfono, mientras acaba el reparto del día. Han sido jornadas y semanas muy duras, con caída de las ventas, pero él no pierde el optimismo de que todo esto pase pronto. «Los clientes hasta nos preguntaban cómo se pedían consejos y por qué no, a mi me gusta que lo prueben y que lo hagan con sus hijos», asegura. Javier Faro Cendón, de Panaderías Faro, sigue esa misma línea: «No sabes la cantidad de llamadas que tuve de clientes para hacer pan, pero solo hay un secreto, el tiempo». Con más de 30 años de oficio a sus espaldas advierte de que «el pan es como el buen vino, gana con el tiempo, cuanto más tiempo esté, saldrá mejor».

Los panaderos celebran este sábado su patrón, les hubiese gustado que San Honorato fuese esta primavera en otras circunstancias, pero después de lo que se está viviendo dan gracias por haberse despertado cada madrugada para poder salir a una ciudad «fantasma». «Siempre está vacía, pero estos meses era horrible, te paraba la policía por la noche hasta que ya conocía el coche de ir a trabajar cada día», explica Faro, que calcula que sus ventas a domicilio se incrementaron un 10 %.

Tanto en Acuña como en A Devesa notaron una bajada en las ventas, pero sufrieron especialmente el cierre de sus cafeterías. Ni las empanadas ni la repostería tenían la misma salida y hubo que bajar la producción para evitar un gran excedente. Los tres panaderos consultados coinciden en un aumento de las ventas desde que se puede salir de casa. Los experimentos con la levadura y la harina empezaron a decaer, pero han aumentado las restricciones al dulce. «Ahora te dicen que ya se pasaron mucho durante estos días y que no pueden tomar más repostería, que hay que ponerse a dieta», comenta con humor Olalla Docampo.

El siguiente paso que esperan dar estos profesionales es el de abrir sus cafeterías y volver poco a poco a la rutina previa al estado de alarma. «Hemos dejado de trabajar para universidades y hostelería, muchos decían que el sector de la alimentación no lo notaba tanto, pero sí que han bajado las ventas», explica Docampo. Saben que no volverá a ser como antes tan rápido.

Desde hace semanas tienen unas medidas de seguridad extremas. Algunos, como Acuña, incluso mucho antes del 14 de marzo. «Mi primo y socio Andrés, que es mucho más previsor que yo, había hecho un buen pedido antes por temor a que la situación empeorase. Así que cuando empezó todo, ya teníamos mascarillas, guantes y gel», indica Jacobo, que desinfecta cada día la furgoneta en la que reparte, además de usar el gel con cada cliente. Antes de despedirse lanza un mensaje solidario en un momento en el que mucha gente está en un ERTE y él mismo se encarga de cubrir las vacaciones de sus empleados para facilitar el tránsito por estos meses tan duros. «Volver a la normalidad va a depender de todos nosotros, de nuestra seguridad e implicación», se despide Jacobo Acuña. Todavía le queda acabar el reparto.