Envenenan y disparan a mastines que protegen una explotación ganadera

Nieves D. Amil
NIeves D. Amil PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA

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Los cachorros aparecieron muertos y un perro adulto logró sobrevivir después de una semana ingresado

12 may 2020 . Actualizado a las 18:48 h.

Tres cachorros aparecieron envenenados, un mastín adulto se recuperó después de una semana ingresado y una hembra apareció con un balinazo en la cabeza, que milagrosamente no le costó la vida, en la explotación ganadera O Agro, en Viascón, Cotobade. Ellos se encargaban de proteger a las vacas, cabras, ovejas y caballos, de los que vive Roberto Louzán Alonso, quien lleva sufriendo desde Semana Santa sufriendo los ataques en el monte comunal que tiene alquilado para su ganadería. «Los problemas empezaron en Semana Santa, no sé por parte de quién, pero tenemos cinco mastines adultos y otros cuatro cachorros, que sufrieron ataques», explica Louzán Alonso, que está desanimado ante lo que está ocurriendo en su explotación ecológica. Ha denunciado lo ocurrido ante la Guardia Civil, que investiga los continuos ataques a sus perros. 

Consiguió salvar a los perros adultos, pero los cachorros murieron envenenados sin poder hacer nada para salvarlos. «Se los íbamos a dar a una asociación de mastines españoles para que los criase», comenta el ganadero, quien añade que «otra de las hembras recibió un balinazo en la cabeza, que no la llegó a matar porque parece que fue desde lejos». Roberto lo llevó a la clínica veterinaria de Mourente, donde la atendió Alberto Silva, que reconoce que está encontrando bastantes animales, especialmente gatos, con balinazos. «En esta última temporada estamos viendo que aparecen con frecuencia balines en gatos y perros. Le hacemos radiografías por algún problema que tienen y encontramos dentro los balines», asegura. Desde la clínica alertan también que muchos de los animales con aparecen con balines llegan de la zona rural de Pontevedra, donde se nota ese repunte de ataques, con mayor virulencia contra gatos. 

Roberto Louzán cuenta con los mastines para proteger las 70 cabezas de ganado que tiene. Y al dolor que supone ver como sus animales sufren, el ganadero añade la dificultad que atraviesa por el estado de alarma. Tiene una explotación ecológica cuya venta mayoritaria es a particulares. Desde el 14 de marzo se ha parado en seco sin poder vender ni una sola pieza hasta ahora que empieza a tener algo de movimiento. «Se me cayó más del 80 % de la facturación, teníamos prohibido vender a particulares y ahora tardaremos dos o tres años en recuperarnos», reconoce este ganadero, que ahora lo tiene claro. Se quedará con esas terneras para que sean madres. «Antes de regalar el producto, me lo quedó yo, es mi trabajo y el sudor de mi frente», explica Roberto Louzán, que es habitual de la feria gastronómica Etiqueta Negra en Pontevedra y que desde hace años dedica su vida a la ganadería.