El cineasta visitó el Versalles gallego en busca de localizaciones para su nuevo rodaje y eligió el palacio y sus impresionantes jardines como escenario para una boda en «La piel que habito»
12 may 2020 . Actualizado a las 05:00 h.El Pazo de Oca, en A Estrada, es un marco incomparable para una boda. En la vida real y en la ficción. Por eso cientos de parejas eligen cada año este enclave para sus banquetes o sus fotos nupciales y por eso Pedro Almodóvar cayó rendido a los encantos del conjunto artístico hace una década.
El director manchego se movía entonces por la península buscando localizaciones para su nuevo proyecto cinematográfico, La piel que habito. El Pazo de Oca estaba en la lista de propuestas de la productora El Deseo. Después de visitarlo aquel mes de mayo, Almodóvar no tuvo dudas.
La visita preliminar, por más que fue llevada en secreto, encendió todas las alarmas de los vecinos, que desde el primer día empezaron a fantasear con fotografiarse con algún famoso. Sus sueños se hicieron realidad a finales de agosto, cuando comenzó el rodaje del filme.
El rodaje alteró la vida de los vecinos durante varios días, pero los lugareños tuvieron que conformarse con ver el desfile de famosos desde la plaza exterior del Pazo. El 21 de agosto se celebraron los ensayos previos. Una veintena de figurantes tomaron el palacio para ambientar la escena que en la película recrea una boda con final trágico. Aquella en la que la violación de una hija desata la sed de venganza del cruel y atormentado protagonista del filme, el cirujano sin escrúpulos Robert Ledgard, interpretado por el actor Antonio Banderas.
Los vecinos de las casas más próximas convirtieron sus patios en platea y se instalaron con sillas de playa y cuencos de patatas fritas para contemplar el trasiego de gente. Los turistas que pretendían visitar los jardines se dieron de bruces con el cartel de «cerrado por rodaje» y se fueron haciendo cábalas sobre lo que sucedía dentro. Los extras recibieron instrucciones para el rodaje junto a los actores Jan Cornet y Blanca Suárez y destacaron la cercanía de Almodóvar. «Te impacta verlo cara a cara, pero es una persona cercana. Cuando te está hablando no te da la sensación de que sea Almodóvar», decía uno de ellos.
Autógrafos y fotos
El director no tuvo inconveniente en firmar un autógrafo a alguna vecina que lo interceptó camino del pazo. Los residentes en la zona estuvieron también hábiles para captar instantáneas del actor Antonio Banderas a su llegada. Las fotos son dignas del mejor paparazzi. No obstante, no era preciso el teleobjetivo. Ese día el actor mostró su cara más amable y no tuvo inconveniente en hacer corrillo con los vecinos, posar para las fotos y firmar autógrafos.
Otro gallo cantaría en los días siguientes. Durante el rodaje no solo hubo vecinos al acecho, sino también decenas de fans apostados bajo un sol de justicia para tratar de conseguir una instantánea, un autógrafo o una sonrisa siquiera. No fue posible. La actividad fue in crescendo en el interior del Pazo mientras el desánimo se instauraba entre los espectadores del exterior, que al final tuvieron que darse por satisfechos con saludar a los extras.
Para La piel que habito, Almodóvar recurrió a dos escenarios en Galicia: el Pazo de Oca y la ciudad de Santiago, donde se rodaron secuencias en el instituto San Clemente y la Rúa do Vilar. No era la primera vez que el cineasta echaba mano de la comunidad gallega. En septiembre del 2003 Noia y Ortigueira recibieron a Almodóvar, que rodó varias escenas de La mala educación. La casa de la vecina noiesa Amalia Hermo acoge una de las partes fundamentales del filme protagonizado por Gael García Bernal. Incluso la anciana anfitriona del director obtuvo un papel como figurante.
La histórica visita de Almodóvar a A Estrada en la primavera del 2010 convirtió al Pazo de Oca en escenario de una película que finalmente se estrenó en septiembre del 2011, cosechó cuatro Goyas y recaudó veinte millones de euros en todo el mundo, pese a no lograr el éxito en taquilla que se esperaba.
Pero el director manchego no fue el único en quedar fascinado por el conjunto palaciego estradense. Antes que él se rindieron ante sus posibilidades cinematográficas otros pesos pesados del séptimo arte.
Un pazo de película
El Pazo de Oca ha sido escenario hasta ahora al menos de cinco películas. Destaca el rodaje del clásico del cine mudo español La casa de la Troya, la adaptación de la novela de Alejandro Pérez Lugín, en cuya dirección también participó el escritor.
A esa película le siguieron filmes rubricados por grandes nombres de la historia del cine estatal: Las historias del Marqués de Bradomín (1959), de Juan Antonio Bardem; La noche oscura (1989), de Carlos Saura, y El aliento del diablo (1993), regida por Paco Lucio y con la firma de Manuel Gutiérrez Aragón y Elías Querejeta en el guión.