Pontevedra cambia la cara de sus calles después de dos meses

Nieves D. Amil
NIeves D. Amil PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA

Con muchos locales de hosteleria cerrados y solo tres hoteles abiertos, la apertura del comercio asume el cambio más grande de esta nueva fase

11 may 2020 . Actualizado a las 11:57 h.

Pontevedra amaneció esta mañana en la fase 1 con buena parte de su comercio abierto y la hostelería todavía iniciando una escalada muy tímida dentro de esta desescalada. Solo tres hoteles de la ciudad echaron a andar este lunes para acondicionarse de cara a la siguiente fase en la que puedan empezar a recibir a turistas de otras provincias, mientras un puñado de locales montaron sus terrazas después de dos meses con ellas apiladas. Todavía era demasiado temprano para sentarse en un algunas, pero las ganas de un café animó a algunos pontevedreses a reestrenarlas. Solo con el 50 % del aforo era difícil que el número de clientes superase la docena, pero es solo es el punto de partida para coger fuerza de cara a la fase 2. «Ahora abrir es inviable económicamente y las medidas de seguridad y apertura son extremadamente confusas. Muchos preferimos esperar, el problema es cuanto podremos aguantar para volver a abrir», explica la responsable de La Gramola, que en esta etapa permanecerá cerrada.

Pero no fueron solo las cafeterías y comercios de la ciudad las que amanecieron hoy trabajando, las misas empezaron con cuentagotas en algunas parroquias de la ciudad, en la que al igual que en muchas terrazas no se juntaron más de una docena de fieles.

La nueva fase comienza a ralentí en buena parte de los negocios de la ciudad, salvo en el comercio, que después de una semana con cita previa hoy abren ya en unas condiciones que mantendrán  con pocas variaciones hasta la nueva normalidad, prevista si todo sigue el guion actual para finales de junio. 

Mucha calma en Sanxenxo

Mientras Pontevedra o Marín amanecían con buena parte de sus terrazas montadas, en Sanxenxo la imagen era bien distinta. Las mesas y las sillas estaban apildas todavía contra negocios cerrados y las únicas colas que había eran las de las entidades financieras. Ni siquiera los hoteles de la capital turística de las Rías Baixas se aventuraron a abrir en esta fase 1.