«Para mí correr es salud. Forma parte de mis rutinas y ya lo necesitaba»

Jesús Portela, profesor de Lengua en el IES Valle Inclán de Pontevedra, corre habitualmente desde hace doce años. Empezó por salud y por recomendación de un médico. Primero salía a caminar y de andar pasó a trotar. Se encontraba bien, se enganchó al running y ya no lo dejó. Hasta que llegó el coronavirus y lo confinó en su hogar como a todos. «En casa procuraba hacer algo de ejercicio, una tabla de gimnasia... También probé a correr por el garaje de mi edificio, que tiene dos sótanos. Intentaba abarcar el mayor perímetro posible y fui algunos días, pero la sensación es horrible, nada que ver con correr al aire libre», cuenta.

Este sábado pudo reencontrarse con la carrera. A las 9 horas salió de su casa en Rosalía de Castro y fue hasta la Illa das Esculturas, un lugar maravilloso, dice, para correr en plena ciudad. A Jesús Portela le sorprendió la cantidad de gente que se encontró caminando y también corriendo. Con los que se cruzó, «pocos de los habituales». Después de 50 días sin calzarse las zapatillas para trotar como dios manda, las sensaciones no fueron buenas al principio. «Sentía como si me faltara un poco de fuerza en las piernas, pero después de cinco minutos ya fui mejor», relata. Él lo achaca, más que al obligado parón, a que hace tres semana tuvo un problemilla de salud y la medicación pudo influir. Al final, en su primera salida corrió 45 minutos, diez menos de los que suele hacer.

Este docente de 56 años no es de las personas que aprovecharon la franja horaria de la mañana para salir con la excusa del deporte o el paseo. En su caso, corre habitualmente todo el año, más a partir de la primavera. «En invierno salgo menos porque el frío me agobia. Suelo correr tres o cuatro veces a la semana, y algún día, cuando me apetece, lo completo con el gimnasio».

¿Por qué se enganchó? No duda ni un segundo. «Para mí correr es salud. Forma parte de mis rutinas y lo tengo tan interiorizado que ya lo necesitaba». Jesús Portela corrió este sábado sin mascarilla. Asegura que no es capaz de hacer ejercicio con ella, pero tuvo la prudencia «de no acercarme a nadie ni ir detrás de nadie». A pesar de que había ambiente a esas horas de la mañana, subraya que la mayoría de la gente guardó una prudencial distancia de seguridad.

«Me encantó ver a tanta gente haciendo deporte, aunque me temo que en muchos casos será flor de un día». Una hora después de acabar su primera salida, de estirar y de una ducha, este runner empezaba a notar las agujetas. «Seguro que mañana [por hoy] tendré más. Iré otra vez, pero a partir de las 20 horas». Junto a esas incipientes agujetas también sentía esa sensación de los deberes hechos. «Ahora empiezo a notar el subidón y a encontrarme de maravilla».

---

---

---