Desde que se decretó el estado de alarma, los cuerpos de seguridad han cumplido con un papel fundamental: el de velar por el cumplimiento de las medidas de confinamiento e informar a la población de Pontevedra y su comarca de las restricciones establecidas. Tanto en el seno de la Guardia Civil, como en el de la Policía Nacional y Local, y la Brilat es que el cumplimiento de las medidas es máximo.
Eso no quita que, tal y como lo expresa Camilo Loureiro, jefe de Seguridad Ciudadana de la Comisaría Provincial, los sentimientos estén a flor de piel por la situación que se está viviendo. «Sales a la calle y la primera impresión que me invade es la de soledad. Es una sensación extraña. La soledad más que nada, primeramente, y después, en cierta manera, una pena muy grande porque lo único que ves por las calles de Pontevedra es a gente corriendo de una lado para otro, con la mascarilla puesta. Van a hacer sus compras y recados urgentes para, luego, volver otra vez a su domicilio».
En todo caso, Loureiro apela a la profesionalidad de sus agentes, cuya preparación les permite «asumir cualquier clase de situación. Sientes un poco de pena y frialdad, pero, a la larga, acabas acostumbrándote y amoldándote a las circunstancias. A la circunstancia que nos toca vivir nos vamos amoldando, tenemos que amoldarnos», reitera.