¿Son demasiados los deberes de los niños?

Nieves D. Amil
nieves d. amil PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA

cedida

Los colegios recurren a la tecnología para hacer más atractivas las tareas tras un mes en casa

17 abr 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Los colegios exprimen estos días todas las opciones que da la tecnología para intentar llegar a unos alumnos que han cumplido su primer mes lejos del colegios. Si es mucha o poca la tarea que cada día llega a las casas de es un debate que acompaña al colectivo casi desde los primeros días de confinamiento. No cabe duda de que nunca llueve a gusto de todos. La polémica que surgió este miércoles después de que se conociese el mensaje de un profesor de inglés del instituto Torrente Ballester a sus alumnos en el que la federación de Anpas cree que no utilizó el tono adecuado, a pesar de que los padres defendieron al docente, reavivó el debate.

Los colegios envían deberes diariamente o lo hacen cada tres o cuatro días para que sean las familias las que dosifiquen el trabajo. Es raro que exceda de dos horas diarias por alumno, pero el director del Froebel, Manuel Carpintero, reconoce que dependerá del niño, pero «creo que non son excesivos, puxémonos coa tecnoloxía a tope para intentar chegar a todos, aínda estamos falando con algún para intentar dar asistencia aos que non a teñen». En la comarca de Pontevedra son pocos los que no cuentan con un dispositivo. En ese caso, el centro está prestando material o las tareas se comunican por teléfono. Sus colegas de otros colegios coinciden con él. Luisa Vidal, directora del CEIP de Bueu, explica que a los de primero y segundo se le envían tareas semanas para que las repartan libremente las familias. A partir de tercero está más estructurado y cuentan con un seguimiento más directo, incluso en quinto o sexto tiene fechas para revisar las tareas. «A resposta está sendo boa, hai un número moi reducido que non están facendo nada, son contidos so de repaso. Esta situación fará que o ano que ven baixe algo o nivel», explica Vidal, tras conocer que el final de curso se mantiene en junio. Rosa María Méndez dirige el Sagrado Corazón de Praceres y está sorprendida por la buena respuesta de las familias y alumnos. «Estamos teniendo un feedback muy positivo, enviamos diariamente las tareas y tenemos cuidado de que no tengan que imprimir», comenta Méndez, que abren la puerta a valorar el esfuerzo, pero «no a evaluarlas».

Tecnología

Los colegios, viendo que la situación se cronifica, exprimen las oportunidades tecnológicas. Vídeo llamadas, profesores que envía su clase al correo electrónico y comunicación con el docente a través del chat escolar son buena parte de las opciones que han empezado a utilizar, además de otras aplicaciones como Zoom o Hangouts para acercarse al alumno. «No podemos saturar a las familias, hablamos con ellas al principio para ir graduando la tarea. En el claustro pedí a mis compañeros que no se generará conflicto en las casas con los trabajos escolares», explica el director del CEIP de Portas, Luis Villaverde.

Los profesionales coinciden en la importancia de que os niños se mantengan activos, pero advierten de la necesidad de ser flexibles y que las dos horas diarias puedan repartirse de la forma más apropiada durante el día, teniendo en cuenta las distintas situaciones familiares.

«Agora Google son mamá e papá»

 

 

En casa de Manuel y Jimena Quinteiro las jornadas de deberes se complican por momentos. Con una madre enfermera y un padre dirigiendo una asesoría, esta cuarentena está siendo un puzle familiar para atender las actividades diarias de estos dos pequeños de 7 y 9 años y redoblar esfuerzos en sus puestos de trabajo. Este miércoles tocó matemáticas, algo de lectura, algún que otro vídeo explicativo y oración. Estudian en el Sagrado Corazón de Pontevedra. «O que máis me gusta é facer contas, hoxe contei o anterior e posterior», explica Manuel, que cursa primero de Primaria y lo tiene claro. El día que salga de casa «vou xogar mil partidos de fútbol».

Antes de llegar a ese día intentan organizarse como pueden. Beli Espiñeira, la madre, les ayuda con los deberes cuando su padre trabaja. Si a ella le toca turno de mañana o de noche, es Miguel Quinteiro quien se pone con sus hijos. «A veces se hace complicado, hay que imprimir tareas y no tenemos en casa, y hay muchos enlaces o vídeos tutoriales», señala. «Agora Google son mamá e papá», explican casi al unísono Jimena y Manuel. «Paso toda a mañá como profe de primaria», explica la madre. No cree que la carga de trabajo sea excesiva, pero tiene que estar con ellos porque tienen que tener conexión a Internet para poder ver los enlaces que le mandan. «Menos mal que este ano os Reis Magos trouxeron unhas tablets», comenta Beli, que reconoce que a veces «estou desquiciada». Después de tanto esfuerzo para intentar llegar a todo, las palabras de Jimena la reconfortan. «Mamá é unha boa profe, a chamo cando estou lendo e non entendo algunha cousa, pero teño ganas de volver ao cole e ver as miñas amigas», explica la hija.