Un madrileño de vuelta a Sanxenxo: «Estoy encerrado en casa. Mi madre me deja los táperes en la puerta»

Ana Barcala PONTEVEDRA

PONTEVEDRA

Ramón Leiro

Manuel Rodríguez regresó a su municipio natal de las Rías Baixas procedente de la capital estatal y asegura que fue directo a su domicilio y que no saldrá en quince días

15 mar 2020 . Actualizado a las 17:43 h.

Manuel Rodríguez trabaja en Madrid desde hace ya varios años. Cada 15 días vuelve a Sanxenxo, donde reside toda su familia. El viernes su empresa, dedicada a la consultoría inmobiliaria, le mandó a casa, confinado. Pero él decidió pasar la cuarentena junto a su familia. Llegó a Sanxenxo a las 4 de la madrugada y tiene previsto permanecer aislado durante los próximos 15 días. ¿Por qué volvió? Él lo tiene claro. «Si pasa algo quiero estar cerca de los míos». Su madre reside en el mismo edificio, en otro piso. Le deja los táperes con la comida en el descansillo de la puerta. También le llevará la compra diaria. No habrá contacto alguno. «Estuve en contacto con mucha gente y por nada del mundo quisiera correr el riesgo de contagiar a mi familia». No teme por él. Sabe que aún en caso de contraer la enfermedad pertenece a un sector poblacional de bajo riesgo. «Me preocupa mi madre, que además se desplazó hace 15 días a Madrid para visitarme». Por ella, y también por responsabilidad general, verá la calle desde su ventana. «Estuve en contacto con mucha gente y aunque traté de tomar precauciones y estar en la periferia soy consciente de que puedo contagiar».

Reconoce que también necesitaba huir de la psicosis general que se ha apoderado de la población en Madrid. Con ese argumento justifica el éxodo de madrileños a Sanxenxo, aunque considera que «hicieron el tonto y no van a tardar en arrepentirse». Y es que las segundas residencias no están acondicionadas para garantizar las comodidades de una familia confinada en su interior durante quince días. Aunque inicialmente algunos de los madrileños llegados a la villa estaban dispuestos a disfrutar del municipio y su entorno como si de unas vacaciones se tratase, ahora ya no es posible y las calles de Sanxenxo ofrecían este sábado una imagen tan vacía y despoblada como cualquier otra ciudad.