La presunta agredida por el millonario portugués: «Solo quería librarme de sus brazos; no quería morir allí»

Ana Barcala PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA

CAPOTILLO

Víctima y agresor ratifican las declaraciones prestadas en el juicio anulado por el TSXG

28 ene 2020 . Actualizado a las 16:18 h.

La Audiencia de Pontevedra celebró esta mañana la primera de las dos jornadas señaladas para el juicio al millonario luso condenado por intentar asesinar a su esposa en un hotel de Vigo en mayo de 2016. El juicio se repite al estimar el Tribunal Superior de Xustiza de Galicia (TSXG) que las magistradas que integraban el anterior tribunal de la Audiencia, que le condenaron a 11 años y 4 meses de prisión, estaban contaminadas por conocer parte de la instrucción.

En la Sección Cuarta de la Audiencia prestaron declaración esta mañana Carlos Inacio Pinto, empresario portugués de 57 años de edad, y su mujer, a la que presuntamente agredió, Elisa G.P., de 27 años de edad. Ambos se ratificaron en la versión de lo ocurrido relatada en el juicio anterior, que tuvo lugar en marzo de 2019.

Carlos Inacio Pinto trató de dibujar, con la ayuda de su abogado, un perfil frívolo de la mujer con la que llevaba un año casado cuando se produjo la presunta agresión y con la que convivió durante 7 años. Dijo que la conoció a través de una página de contactos y relató varios episodios para evidenciar que ella mantenía relación con alguna de sus exparejas. Incluso llegó a asegurar que su esposa, con la que tiene activo un proceso de divorcio en Portugal, era conocedora de una relación anterior que él había mantenido con una mujer de nacionalidad rumana, un dato que le habría aportado información sobre su solvencia económica.

Ella, que declaró separada de su presunto agresor por un biombo, recordó que aquella mañana fue a ducharse a las 8.23 horas porque a las 9 tenían una reunión con el responsable de una entidad bancaria para hacer un negocio. Era la tercera vez que se desplazaban a Vigo desde Portugal para encontrarse con esta persona sin que la reunión llegase a concretarse. Insiste en que cuando se encontraba dándose crema, su marido se acercó por detrás y la golpeó en la cabeza. A partir de ahí solo recuerda golpes y mucho dolor. Con la voz entrecortada, nerviosa y entre sollozos repitió en la sala que aquella mañana solo pensaba «en liberarme de sus brazos; quería salir de aquella habitación porque sabía que si no lo lograba, moriría, y no quería morir».

Consiguió salir. Sus gritos alertaron al personal del hotel, que ya la encontró tirada en el suelo del pasillo, totalmente desnuda, con la cabeza ensangrentada y gritando para pedir con urgencia una ambulancia. 

Cuatro trabajadores del hotel en el que sucedieron los hechos declararon esta mañana. Las versiones de todos fueron coincidentes. La maza de la agresión estaba en el pasillo y la agredida insistía en recibir asistencia médica y en que no se avisase a la Policía Nacional. A ella la taparon con un albornoz y la llevaron a la habituación contigüa a la de su marido, al que atendieron también inicialmente operarios del hotel.  

Sobre lo que ocurrió la mañana del 2 de mayo de 2016, Carlos Inacio Pinto insiste en que él fue agredido por su mujer. Que se encontraba en el baño cuando ella se le acercó e inicialmente pensó que se trataba de un juego; que forcejearon y desconoce de dónde salió la maza, que varios trabajadores del hotel reconocen haber visto en el pasillo cuando llegaron para prestar auxilio.

También prestó declaración esta mañana por videoconferencia una testigo que coincidió con la mujer agredida en los baños de una cafetería en Samil. Allí acudió la pareja portuguesa antes de registrarse en el hotel para tomarse unas copas. La mujer dijo que cuando coincidió con Elisa G.P. esta portaba una maza en una mano y un bolso grande en la otra, y que calzaba unos zapatos de marca. El testimonio contradice lo asegurado por la víctima, que asegura que calzaba sandalias blancas bajas y portaba un bolso de pequeñas dimensiones.

A preguntas de la Fiscalía y de la abogada de la defensa, la testigo reconoció que tanto su padre como una expareja habían coincidido en la cárcel de A Lama con el acusado, donde permanece desde hace cuatro años en prisión preventiva. Esta mañana llegó a la Audiencia custodiado por dos agentes de la Policía Nacional, que también le prestaron atención ya que al concluir la sesión se sintió indispuesto.