Una familia de Pontevedra trata de salvar a su gato Coqui, que apareció con 17 disparos en la cabeza

María Hermida
María Hermida PONTEVEDRA

PONTEVEDRA

Capotillo

El animal, que solía salir y entrar de una casa de Lérez, desapareció hace quince días y volvió por Navidad casi agonizando y desnutrido

26 dic 2019 . Actualizado a las 16:50 h.

Laura Pereira, vecina de Pontevedra, está horrorizada. En su cabeza no cabe lo que ocurrió con Coqui, un gato de su familia. Su horror no es para menos. Coqui, que es de esos felinos que lo mismo está calentito en el sofá que se marcha a dar un garbeo en esa libertad que solo da el rural, desapareció hace quince días. No había manera de dar con él. Hasta ayer. En plena Navidad, el gato apareció de nuevo en su casa de Torre, en Lérez (Pontevedra), prácticamente agonizando. «Llegó casi muerto. Tenía como mínimo 17 tiros en la cabeza, todos ellos de una escopeta de balines. Y llegó también desnutrido, con un hambre terrible», cuenta Laura con impotencia. 

Laura, tras ver semejante horror, se encargó de llevar al gato al veterinario para tratar de salvarle la vida. Sandra, Flor, Pilar, de la clínica veterinaria pontevedresa Peluxa, y también Carlota, de ATV, trataron entonces de curar a Coqui. Laura vio, con tanta impotencia como rabia, como las veterinarias retiraban los balines de la cabeza del felino. Le tuvieron que suministrar distintos fármacos y hoy ya está bastante mejor, aunque es probable que se quede ciego a causa de las heridas. «No sabemos todavía si le tendrán que quitar un ojo y si del otro podrá ver o no, porque tiene un disparo en la nariz que le afecta», indica Laura. 

Tras atender al gato, Laura no pudo evitar dar a conocer su caso a través de su Facebook, donde su publicación se está volviendo viral. Contó ahí lo ocurrido con Coqui y también su sospecha de que en la zona de Lérez no es la primera vez que ocurre esto. Porque Laura, encima, tiene unas sospechas terribles sobre lo que le ocurrió al gato: «Las veterinarias y yo creemos que lo tuvieron que encerrar para lograr dispararle 17 veces en la cabeza. Lo estuvieron torturando y, quizás dándolo por muerto, luego lo dejaron marchar. Por eso el animal logró llegar a casa después de tantos días».

Esta joven señala que está reuniendo los informes de los veterinarios para proceder luego a poner una denuncia tanto ante el Seprona como ante la Policía Autonómica. La impotencia que tiene dentro solo se le disipa cuando piensa en lo valiente que es Coqui. Porque el minino no solo ha pasado por este trance. Llegó a su familia porque apareció un buen día por el tejado de la casa de Lérez, le dieron de comer y se fue quedando en este hogar como uno más. Ahora, se está recuperando en el piso de Laura, en Pontevedra. Ella, que lo abraza y le mima, tiene clara su conclusión sobre todo lo sucedido: «Esta violencia que emplearon con él siempre va en escala, siempre va a más... el que lo hizo puede volver a hacer más daño a otro animal o quién sabe a quien».