Compra cemento cola en Colombia y le envían 22 kilos de cocaína

Ana Barcala PONTEVEDRA

PONTEVEDRA

Capotillo

Un aviso de las autoridades policiales del país sudamericano permitió detectar el alijo en el puerto de Marín

23 ene 2020 . Actualizado a las 10:26 h.

Martín M.V, administrador único de la empresa «Negocios ML, SL», se enfrenta a una pena de 9 años de cárcel y una multa de 900.000 euros como responsable de un cargamento de cocaína que llegó al puerto de Marín en agosto de 2018 oculta en la estructura de un contenedor cargado con el cemento cola que había comprado en Colombia.

El acusado declaró en la sección cuarta de la Audiencia Provincial donde insistió en que solo es responsable de la mercancía que portaba el contenedor: 18 palés de cemento cola que compró en el país sudamericano y de cuyo envío se encargó la empresa suministradora. Sin embargo, el contenedor, del que no se hizo responsable, escondía en su estructura 36 paquetes de cocaína con distinto grado de pureza y un valor en el mercado que superaba los 800.000 euros.

Casi tres horas emplearon ocho agentes de la Guardia Civil y de Aduanas, que también prestaron declaración esta mañana, en desmontar con una radial la estructura metálica de los marcos del contenedor, donde se ocultaban los paquetes de droga.

La inspección del contenedor la provocó una advertencia de las autoridades policiales colombianas. La Guardia Civil recibió un aviso de que la empresa que facturó en Colombia el contenedor ya había realizado otros envíos con droga oculta utilizando el mismo modus operandi.

El acusado niega sin embargo cualquier vínculo con la droga incautada. Insiste en que viajó a Colombia precisamente por su desconfianza en que la empresa le fuese a suministrar el cemento cola por el que pagó 5.030 dólares. «También viajé a Costa Rica, a Inglaterra y a otros países para decidirme por una operación segura», afirmó. Él ya tenía el material de construcción que llegó de Colombia vendido en España. Concretamente a una empresa con sede en la recta de A Goulla, en la carretera de Vilagarcía. Ese era el destino del contenedor de no ser retenido en el puerto de Marín.

En su defensa adujo que la naviera que le envió la mercancía autorizó a otra empresa, con sede en Valencia y Bilbao, para acceder al contenedor y que fue el mismo día en que la Guardia Civil localizó la cocaína cuando le permitieron acceder al contenedor. Hasta entonces el acusado padeció una serie de contratiempos con la mencionada empresa que no puso en conocimiento de ninguna administración ni autoridad.

Con el testimonio del acusado discreparon los agentes de la Guardia Civil y funcionarios de Aduanas que prestaron declaración en sede judicial. Todos ellos coinciden en indicar que solo el receptor de la mercancía tendría acceso al contenedor, unas estructuras que se alquilan para el transporte de mercancías y que están en permanente rotación. «Tenía como destino una empresa cerca de Vilagarcía. Allí podría haber sido manipulado para el desmontaje de los marcos, volver a montar la estructura y pintarlo para que no se percibiese la manipulación. En ese tiempo estaría fuera del alcance de la vista», indicó uno de los agentes que participó en las indagaciones previas.

De la droga incautada, casi 23 kilos, se hizo cargo la Comandancia de la Guardia Civil de Pontevedra. El Ministerio Público preguntó a varios agentes por la diferencia de peso entre la cocaína incautada en el puerto y el pesaje realizado por Sanidad. La merma fue la causa.