Goleadores en dos realidades distintas

PONTEVEDRA

Ramón Leiro

Vicente Poveda, del Teucro, y Javi Vázquez, del Cisne, analizan la situación de sus equipos desde la posición de máximos anotadores

20 nov 2019 . Actualizado a las 11:08 h.

Son goleadores, entrenan a menos de 500 metros y comparten, desde la rivalidad, un mismo objetivo, hacer la mejor temporada posible en la División de Honor Plata. El capitán del Teucro, Vicente Poveda, y el jugador del Cisne, Javier Vázquez, comparten el análisis de la trayectoria de sus clubes desde la posición de máximos goleadores de sus equipo. Poveda lleva 38 esta temporada, lo que supone una media de 4,22 por partido, mientras en el caso de Javier Vázquez se le va a los 5,25 por encuentro. Suma 42 en las primeras nueve jornadas. «A diferencia de Vicente, yo tiro más penaltis, además me encuentro cómodo en el extremo. Ojalá siga así y Jabato mantenga la confianza en mí», explica Vázquez.

El jugador azul le saca importancia al hecho de estar en la zona alta de los goleadores. «No creo que lleve las riendas del equipo, si hago más goles es gracias al equipo, debería ser un trabajo global porque si depende solo de uno, el rival acaba marcando al goleador», explica Poveda, que este año le ha tocado ejercer de capitán y veterano del equipo con solo un año en las filas azules. Es el único junto a Moyano y Samu Pereiro que quedan de Asobal. «Echo de menos la veteranía que había en el vestuario, con hombres como Santana, Lloria o Davor, que daban un grito y se aplacaba todo», asegura el jugador azul. No atraviesan un buen momento. La derrota del fin de semana ante el filial azulgrana los dejó tocados, pero no hundidos. «Cogimos una dinámica mala y ahora tenemos que salir de ella, nos hemos reunido con Luis Montes para analizar lo ocurrido», explica Poveda, que junto a su compañero Javier Vázquez, alaba el trabajo del Cisne.

El jugador cisneista asegura que no hay un secreto para que los resultados lleguen, salvo que todos llevan juntos desde que son niños y la llegada de Chapela, Iván Calvo y Villamarín el año pasado, no hizo más que mejorar su competitividad. «Somos un equipo más maduro y a nivel personal me he adaptado a compaginar deporte y trabajo», reconoce Vázquez, que lleva desde los 6 años jugando en el mismo equipo. No se imagina hacerlo en otro.

Aspiraciones distintas

Las aspiraciones de ambos equipos también son distintas y la presión que recae sobre ellos viene marcada por la necesidad de cumplir los objetivos. El Teucro tiene la presión de pelear por el ascenso y volver a Asobal, mientras el Cisne dice, desde el liderato, que el objetivo es la permanencia. Eso parece que está superado. «Ojalá tardemos en bajarnos de la nube, hasta final de año tenemos un calendario favorable con tres partidos en casa y uno fuera, buscamos hacer la primera mejor vuelta de la historia», explica Vázquez.

Ambos jugadores reconocen la rivalidad. En lo que va de año ya se han visto la cara tres veces con victorias para el Cisne. El Teucro reconoce que la última es la más dolorosa. Cada uno de ellos marcó 9 goles para su equipo, pero el sentimiento es bien distinto. Y todavía duele. «A mí me molestó porque parecía más su casa que la nuestra, si fuese al revés, que pierdes en su pista, es distinto», explica Poveda, que reconoce que urge dejar a un lado el nerviosismo para aliarse con la constancia y devolver al equipo a una dinámica positiva. Vázquez, por su parte, indica que el sentimiento del derbi «para nosotros tiene un valor más allá de lo deportivo, emocionalmente estábamos por encima».

Ambos esperan colocar a sus equipo en el sitio que creen que se merecen en la tabla y en la ciudad. Ellos entienden la rivalidad más sana, aunque el Teucro espera no jugar el año que viene con ellos en Plata.