
Roberto apostó tanto por las vacas autóctonas como por la producción ecológica. Y hasta vende hamburguesas
07 nov 2019 . Actualizado a las 10:02 h.Aunque parezca difícil, por eso de que el rural gallego se está vaciando, hay niños que sueñan desde pequeños con ser ganaderos y vivir en su aldea. Le ocurría así a Roberto Louzán, vecino de Viascón, en el fusionado concello de Cerdedo-Cotobade. «Meus avós tiñan xa vacas, convivín coa agricultura dende neno e eu quería seguir no mesmo», señala. Pero, aunque en casa ya había ganadería, Roberto se empeñó en darle una vuelta de tuerca al negocio, un giro que derivó en apostar por las razas autóctonas gallegas, desde vacas frieiresas a caldelás pasando por cabra gallega. Y, también, por la producción ecológica. Es difícil sobrevivir económicamente con ello. Así que Roberto reinventa el negocio cada día y lo mismo ejerce de ganadero de toda la vida, llevando los terneros a la feria para tratar de venderlos, que pone un puesto en una feria de gourmet para dar a conocer la carne de sus animales. Esto último hará este fin de semana en Etiqueta Negra, que se celebra en la ciudad de Pontevedra.
Roberto, efectivamente, empezó de cero. Primero se marchó a Monforte de Lemos y a Coristanco a formarse para trabajar en la agricultura no solo en base a lo que había aprendido en casa, sino con perspectiva empresarial. Luego, fundó su propia ganadería, apostando por las razas autóctonas. Así, fue haciendo llegar a Cotobade vacas frieiresas, limiás y caldelás. También decidió volcarse con la agricultura ecológica. ¿Por qué? «Pois porque creo que estamos rodeados de plásticos e de químicos e estou convencido de que non hai nada como o natural. As vacas da nosa gandeiría comen o que dan os prados, aos que non se lles botan abonos minerais nin tampouco purín. E iso implica que a carne é moito máis saudable, ou iso é o que se pretende». Además, es un convencido del bienestar animal, y así lo proclama: «Sempre quixen ter animais que puideran estar ao aire libre. Ás veces, cando vai moi mal tempo, hai que gardar os becerros, entón dáselles pienso con certificación ecolóxica. E, malia estar dentro, teñen tamén patios para saír. Non me gusta velos encerrados» cuenta.
Aún así, cuesta sacarle rendimiento económico a la explotación, así que la cabeza de Roberto no deja de buscar nichos de mercado y escaparates para sus productos. Encontró uno con la celebración de la Festa do Becerro Ecolóxico, que organiza en su municipio y en la que centenares de personas degustan la carne de razas autóctonas gallegas. También se pasó por la Semana Verde de Silleda para dar a conocer el género. Y este sábado hará lo propio en Etiqueta Negra. En esta ocasión, llevará dos viandas para que los asistentes degusten. «Imos apostar tanto por unha empanada con masa artesanal con recheo de chourizo celta e carne de becerro caldelá como por unha carne de vaca caldelá estufada. No caso da empanada buscamos unha panadería onde nolas fan e o outro prato ten selo noso, xa que o fai a miña nai», indica con emoción. Roberto cruza los dedos para que la empanada tenga la misma acogida que la hamburguesa de carne de ternera autóctona y ecológica, otro producto con el que probó suerte hace unos meses, que gustó y que ahora vende.
Roberto se ve jubilándose con su ganadería. Sabe que no será fácil. Y a veces se arrepiente de haber soñado con ello. Luego, mira la ilusión con la que su hija de ocho años trata con los animales y cree que, en realidad, sí acertó.
Un poco de historia
Con el negocio desde el 2014. Roberto Louzán puso en marcha la ganadería de razas autóctonas en el año 2014. Paralelamente, su madre tiene otra de vacas rubias. En total, cuentan con unas 120 cabezas de ganado vacuno. Además de vacas, tienen también cabras de raza pura gallega y algún caballo autóctono. Uno de los principales problemas con los que se encontraron en los últimos años fueron los ataques del lobo, que en el 2017 llegaron a matarles unas 120 cabras. Igualmente, vieron peligrar sus instalaciones por los incendios forestales sucesivos que sufrió el monte de Viascón.