El calvario de Manuel antes de que lo matasen

María Hermida
María Hermida PONTEVEDRA

PONTEVEDRA

CAPOTILLO

Distintos testigos en el juicio por la muerte de un vecino de Ponte Caldelas narran el miedo y desasosiego que sufría la víctima

08 nov 2019 . Actualizado a las 10:58 h.

A Manuel Rivas le mataron el 28 de noviembre de 2015 en su piso de Ponte Caldelas. Murió, a los 39 años, después de que Marcos Vidal, autor confeso de la muerte, le propinase quince cuchilladas. Pero estos días, en los que se celebra el juicio por este crimen en la Audiencia Provincial de Pontevedra, las declaraciones de numerosos testigos evidencian que Manuel murió tras sufrir un calvario. Dicen que vivía con miedo y desasosiego y que en los quince días previos a su muerte su nerviosismo parecía haber aumentado sobremanera. ¿Por qué sufría Manuel? Las declaraciones de su propia viuda, de un amigo de él o del detective que contrató dan pistas de lo que le pasaba a este hombre.

Según contó la viuda el lunes, tanto Manuel como ella vivían atemorizados por culpa de Marcos Vidal, quien según esta mujer se había obsesionado con ella y no les dejaba tranquilos. Ella niega que haya sido amante o pareja de Marcos, aunque hay numerosos mensajes entre ellos que apuntan a lo contrario y el fiscal en sus conclusiones también considera que mantuvieron «una relación sentimental». La viuda explicó que, aunque Manuel era pacífico y pensaba que a Marcos «ya se le pasaría» la obsesión con ella, ambos tomaban algunas precauciones porque se sentían amenazados y que Manuel le avisaba siempre de si estaba bien o no por si acaso le pasaba algo.

Ayer, un amigo de Manuel habló también de cómo fueron los últimos meses de su vida. Y citó dos motivos de sufrimiento. «Estaba mal porque quería a su mujer y tenía problemas con ella. Hacía todo lo que ella le decía y solo iba a su casa solo cuando ella le dejaba. A veces le decía que su relación no funcionaba y se marchaba a casa de los padres. Y también a veces no iba porque ella le decía que no era seguro, por Marcos», contó este amigo. Pero ese no era su único desvelo: «Le rajaron las ruedas del coche y se notaba que tenía miedo». Dice que le aconsejó denunciar, pero que no lo hizo porque insistía en que «Sandra, su mujer, lo tenía todo controlado». Este amigo indicó también que en los días previos a su muerte estaba más temeroso que nunca, que fueron «quince días muy raros».

Ayer, en el juicio también habló un detective privado que la víctima había contratado. Explicó que le dijo a Manuel que con las pruebas que ya tenía —le había visto el móvil a Sandra cuando ella dormía— no necesitaba hacer ninguna averiguación más, que era claro que ella y Marcos mantenían una relación. Pero también contó que vio a Manuel atemorizado, que «se sentía amenazado por Marcos y que sabía que él no quería que siguiese con su mujer». Según el detective, la víctima le contó que al principio era amigo de Marcos —se conocían porque regentaban negocios muy próximos en Arcade— pero que luego habían dejado de tener relación y ahora Manuel «le tenía mucho respeto y miedo». La víctima también le narró el episodio de que le rajaran las ruedas y que a partir de ahí tomaba precauciones, como dejar el coche en sitios más escondidos para evitar problemas.

Así se llegó hasta el día del crimen. Manuel había dormido con su mujer en el piso de ambos. Ella se fue a trabajar y Marcos, sabiendo que ella ya no estaba en ese domicilio, acudió a la casa para comprobar si había dormido sola o acompañada, tal y como recoge el Ministerio Fiscal en su escrito de acusación. Llegó, esperó y allí se encontró a Manuel. Entonces, le cosió a puñaladas hasta que terminó con su vida. El Ministerio Público considera que aumentó deliberadamente el sufrimiento de la víctima. Ahora toca que el jurado popular dictamine sobre el caso.