El banco de alimentos reparte 27 toneladas de comida en un solo mes

María Hermida
maría hermida PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA

Ramón Leiro

Con esfuerzo, se logró duplicar la cantidad de víveres que se da cada treinta días, ya que en agosto la entidad cierra y muchas familias sin recursos no tendrían sustento

30 jul 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

Los meses de verano suelen ser duros para las familias sin recursos, sobre todo para las que tienen niños. No en vano, se juntan dos cosas: no hay comedores escolares y algunas entidades benéficas, que salen adelante gracias a la labor de voluntarios, merman su actividad. Son conscientes de ellos en el Banco de Alimentos de Pontevedra, donde todos los años se esfuerzan para que, llegado julio, haya un reparto doble de comida que compense el cierre que la entidad hace en agosto. El problema es que resulta complicado juntar semejante cantidad de víveres para repartir en un solo mes. Pero este año se logró la gesta. Y del almacén del banco salieron en menos de treinta días 27 toneladas de comida, sobre todo leche, cacao, azúcar y aceite. A mayores, y gracias a donaciones de última hora, ayer y hoy se repartieron cientos de kilos de yogures y fruta.

¿A qué sitio va a parar la comida que sale del Banco de Alimentos de Pontevedra, que atiende a toda la provincia salvo el área de Vigo? El banco no dona directamente a las familias. Lo reparte a un total de 39 entidades, entre las que están muchas delegaciones de Cáritas -en la ciudad, por ejemplo, le da a Cáritas de San Bartolomé, Santa María o San José de Campolongo-, la Misión Cuadrangular Evangélica o también Rexurdir y Calor y Café. Igualmente, también reparten víveres a los comedores sociales de Pontevedra, Marín y Vilagarcía. Por tanto, si el banco cerrase el grifo en verano, todas estas entidades pasarían apuros con las familias a las que ayudan.

«El cierre ni nos lo planteamos»

Hay otras entidades benéficas en Pontevedra que se mantienen abiertas sí o sí todo el año. Ocurre así con el comedor de San Francisco. «El cierre ni nos lo planteamos, ¿qué haría esta gente sin nosotros? Hoy mismo [por ayer] vinieron a comer nada menos que 130 personas, que es una cifra bastante elevada? Aquí no podemos cerrar un mes porque sería una locura. Cuando los trabajadores que tenemos en la cocina cogen las vacaciones les ponemos sustitutos. No queda otra», explica el Gonzalo Diéguez, responsable del comedor social y fraile franciscano.

Al religioso, aunque está curtido tras muchos años dando de comer a las personas sin recursos, se le sigue sobrecogiendo el corazón con escenas como la que vio ayer: «Vino una madre con dos niños, gemelos, que no tendrían ni un año. Son cosas muy duras, hay mucha necesidad», manifestó Gonzalo Diéguez. Así, el comedor seguirá cerrando en los festivos religiosos, como el 15 de agosto. Por lo demás, dará de comer sin pedir papeles a nadie.