Bodas de oro sacerdotales con homenaje en Lalín para José Antonio García Otero

Javier Benito
j. benito LALÍN / LA VOZ

PONTEVEDRA

Cedida

José Antonio García Otero es cura en una decena de parroquias y el pasado 26M cerró la lista de Coalición Centro Democrático (CCD) que lideró su sobrino

22 jul 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

A José Antonio García Otero le llueven los homenajes por sus cincuenta años de vida sacerdotal. Cura en una decena de parroquias de Lalín, su presencia en la candidatura encabezada por su sobrino, Juan José Cruz, en las pasadas elecciones municipales del 26 de mayo le convirtieron en foco de interés mediático nacional. Cerraba la lista de Coalición Centro Democrático (CCD) aunque el derecho canónigo impide en teoría a los sacerdotes cualquier actividad de índole política. El Obispado de Lugo no llegó a actuar tras evaluar su presencia simbólica para apoyar a un familiar. Su frase «soy cura, soy creyente y también soy ciudadano» quedó para la historia, con un revuelo sofocado con la misma rapidez que se fraguó y sin damnificados, aunque el tirón de García Otero no fue suficiente para que CCD lograse representación este mandato en la corporación lalinense.

Más lejos en el tiempo, ajeno entonces a cualquier escarceo político, José Antonio García era ordenado un 16 de junio de 1969. Y si hace unas semanas recibía el tributo de los fieles de Cercio y su entorno, este domingo les tomaron el relevo los de Muimenta, Parada, Alperiz, Cadrón, Lamas de Cadrón y Castelo, donde ejerce este sacerdote de 74 años natural de Botos. Lleva tres décadas en tierras dezanas tras otras dos como cura en Os Ancares. Muy querido entre los feligreses, su llegada incluso motivó allá por 1989 que los vecinos de Muimenta metiesen las manos en sus petos en una colecta para comprarle un coche, un Renault Clío, con 15.000 pesetas de las de entonces por familia.

Sin duda que entonces recibió abrumado ese calor de sus parroquianos, ahora anécdota que pudo estar en boca de los muchos asistentes al homenaje celebrado ayer en el campo de fútbol de A Balouta bajo una carpa para protegerse de un sol impenitente. La emoción no faltó en una jornada que arrancó con una eucaristía a las 13.00 horas oficiada por el propio García Otero arropado por algún otro sacerdote. A continuación en torno a 250 personas compartieron mesa y mantel con el homenajeado.

Hasta Muimenta se acercaba también para participar en el ágape el alcalde de Lalín, José Crespo, que le hizo entrega al sacerdote de una escultura de O Naranxo con una inscripción de agradecimiento por su labor en esa decena de parroquias durante los últimos treinta años. Además recibió otros obsequios de manos de los organizadores del acto, cuatro vecinos en representación de los fieles de esas seis parroquias.