550 kilómetros contra tu cabeza

Nieves D. Amil
nieves d. amil PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA

cedida

BTT Sergio Mariño ganó la Epic Race en solitario después de 42 horas rodando

05 jun 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

Sergio Mariño cruzó primero la línea de meta dentro del grupo que corría en solitario. Atrás dejaba 550 kilómetros y 42 horas y 40 minutos en bicicleta. Cuando al filo de las diez de la mañana del domingo llegaba al final de la Epic Race el primero que se le abalanzó encima fue su padre. Pensó que no sería capaz de terminarla, pero Mariño necesitaba sacarse la espinita que le quedó clavada el año pasado después de tener que abandonar en el kilómetro 337. El año pasado le condenó la falta de planificación y este fin de semana sabía que esos errores no los cometería. Se preparó a conciencia en lo físico y sobre todo, en lo mental. Asegura que el 90 % de la prueba depende de la cabeza, el arma más peligrosa en la Epic Race. «Sabes que vas a tener que pasar por momentos malos. Toda esa carga, hace que cuando llegue ese momento duro en el que piensas que no lo levantas, tienes que ser capaz de pensar que sí lo puedes superar», asegura.

La Epic Race salió el viernes a las doce de la mañana y el domingo sobre las diez llegó a Pontevedra con un cóctel de sentimientos en el que se mezcla haber conseguido el reto, haber cumplido con toda la gente, pero sobre todo «quería dormir». Su padre, que se encargó de acompañarlo, le montó un colchón en la furgoneta y pudo dormir dos horas antes de que empezase la ceremonia de entrega de medallas. Las piernas no las sentía, este lunes empezaba a recuperarlas gracias a la ayuda de un fisioterapeuta. Además Sergio se dio cuenta durante la carrera que al día siguiente tendría que volver a su puesto de control de calidad en una empresa de alimentación. «Fue muy gracioso porque cuando íbamos en bici uno de los corredores me preguntó si había cogido el lunes en el trabajo y me di cuenta que lo había hecho mal, yo pedí el viernes para preparar todo», comenta.

Paradas breves cada etapa

Entre etapa y etapa paraban un rato para ajustar la bicicleta, comer algo y ver la situación de carrera. No más de 20 minutos. «Solo en una de las últimas paradas descansé una hora, sabía que mi compañero portugués, con el que me disputaba el título, se había retirado», explica Sergio Mariño, que compara con una ruleta rusa las dos últimas etapas: «Eran desde Ponteareas hasta aquí y es como tener dos balas y jugártelo todo, puede salir bien o mal. A mi me salió bien». Cuando estructuró la carera tenía varias cosas claras. La primera era corregir los errores del año pasado, que pasaron por una mala alimentación y no fijarse en la climatología, y ser fuerte. Así que con esas cosas claras, lo siguiente era empezar «enseñando que eres una opción viable y fuerte, en las siguientes tienes que controlar el calor y dosificar, no meterme en guerras que no me competían y en las últimas vaciarte al ser terreno que conoces».

Sergio siguió su mente y llevó al límite su físico. No podía pasar de las 51 horas de máximo que exige la organización. Qué si la volverá a hacer en solitario. No. «No tengo necesidad de volverla a sufrir, quiero disfrutarla con amigos y la correré en equipo», reconoce.

Y es que Sergio no para. Se subió siendo un niño a la bici y poco a poco se fue haciendo fuerte en la aventura. Recuerda que hace unos años hizo el Camino de Santiago desde Francia en soledad, en bici y durante una semana. «Recuerdo que subir a O Cebreiro de noche fue espectacular», asegura. Sin embargo, volvería a repetir la ruta de la Vía de la Plata. Otra locura sobre ruedas que lo llevó un mes de febrero hasta Santiago. «Apenas me cruce con seis peregrinos más», comenta este apasionado de la bici de montaña.

Casi sin tiempo para recuperarse y ya le ronda por la cabeza el siguiente reto. «Tengo entre ceja y ceja hacer la Madrid-Lisboa, pero igual antes hago un reto solidario que todavía estoy madurando, pero sería ir desde casa a Madrid», comenta Mariño antes de entrar en el fisioterapeuta para sacudirse el esfuerzo físico porque el mental ya está superado al demostrar que podía con la Epic Race en solitario.