Entre la multitud de personalidades, principalmente políticas, que participaron en la entrega de los trofeos y galardones del torneo, hubo dos sorpresas. La primera, ver en primerísimo plano al empresario Ramiro Carregal, que aún siendo el presidente de honor del AF7, le cortó su más que generosa ayuda económica tras la decisión de sus organizadores de abandonar Vilagarcía. Carregal, de hecho, fue públicamente muy crítico con ello. Ayer, sin embargo, entregó los trofeos de la deportividad y MVP, patrocinados por él y su firma, Frinsa; y junto al alcalde de Ribadumia, David Castro, el de campeón al Espanyol. Telmo Martín, alcalde de Sanxenxo, que en otoño había dado un primer paso para llevarse el AF7 a su municipio, le dio al Val Miñor el recuerdo por 19º. clasificado.