Una visita a un entorno de leyenda, el castillo de Drácula

Alfredo López Penide
L. Penide POIO / LA VOZ

PONTEVEDRA

17 mar 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

Mientras el grupo de alumnos del SEK-Atlántico que participaron en el intercambio con la Yokohama International School visitaron la ciudad donde se ubica este centro educativo, así como Tokyo o Kamakura, donde tuvieron ocasión de conocer el Gran Buda y los templos, los que acudieron a Rumanía tuvieron ocasión de conocer in situ un escenario de leyenda, el castillo de Drácula. Del castillo de Bran, su nombre oficial, se dice que era la antigua residencia de Vlad Tepes, el Empalador, el personaje histórico que Bram Stoker reinterpretó para la posteridad e inmortalizó como el señor de los vampiros.

Entre estos alumnos se encontraba Antonio Carro, quien resaltó, de igual modo, la visita a la iglesia Negra, ubicada en la localidad de Brasov y que debe su nombre, no a un ser demoníaco como el castillo de Bran, sino al incendio que en 1689 la destruyó parcialmente.

Antonio Carro reconoce que la experiencia fue muy enriquecedora, ya que le permitió conocer un poco de otras culturas al compartir vivencias con alumnos procedentes de terceros países, como Turquía o Polonia, con los que trabajó de forma colaborativa.

Curiosamente, y dado que el choque cultural no fue tan grande como sus compañeros que se desplazaron a Japón, lo que más le sorprendió fue la gastronomía, pero también la arquitectura.

Echando la vista atrás, lo cierto, y es algo que ya expresó el escritor chino Lin Yutang, «nadie se da cuenta de lo hermoso que es viajar hasta que vuelve a casa y descansa sobre su almohada vieja y conocida».