Las motos no respetan a los muertos y rugen por encima de las mámoas de San Tomé

Marcos Gago Otero
marcos gago MARÍN / LA VOZ

PONTEVEDRA

MARCOS GAGO

Los comuneros critican el continuo tránsito de vehículos por una de las zonas arqueológicas más inexploradas de la Prehistoria de Marín

16 feb 2019 . Actualizado a las 19:53 h.

A escasos metros del vial que une al lago de Castiñeiras con A Cruz da Maceira, en el lugar de Ombra o Camiño Vello, en la parroquia marinense de San Tomé de Piñeiro, se ocultan varias mámoas -antiguas tumbas prehistóricas-. Los arqueólogos solo hicieron una revisión de su superficie hace veinte años dentro de la creación de una ruta comarcal por el monte que nunca llegó a prosperar.

Su ubicación la conocen especialistas y comuneros, pero a su abandono por las Administraciones y el público se suma que este entorno arqueológico lleva años convertido en una pista improvisada para motos. Las marcas de ruedas están por todas partes y los escasos vecinos que saben de las mámoas señalan que los lunes es cuando más se ven, por el uso más intenso que se hace en fin de semana de este área.

Hace ya siete años que los comuneros de San Tomé reclamaron que se tomasen medidas para que cesase el tránsito de motos por encima de las mámoas, sepultadas en la tierra tras el paso de varios milenios. A simple vista solo se perciben algunas de sus losas y los restos de la coraza, la acumulación masiva de piedras que los primeros marinenses colocaron encima de la estructura funeraria para evitar su expolio. Las peticiones por un mayor respeto al patrimonio arqueológico del monte cayeron en oídos sordos. Quizá tampoco haya ayudado mucho que no exista siquiera un cartel que advierta de la existencia de estas antiguas sepulturas.

La vía, abierta por las ruedas

Desde el 2012 a la actualidad la vegetación ha vuelto a conquistar este espacio y los toxos, las zarzas y otras plantas ocupan casi toda la ladera. Con una excepción. Se trata de un camino que atraviesa el yacimiento y que los comuneros señalan que no debería existir, pero que permanece transitable y libre de maleza por el constante trasiego de motos y bicis. La ruta sigue un trazado que empieza en este punto del Camiño Novo y que remata en el cruce de Chan de Armada.

En Camiño Novo es difícil andar sin pasar por encima de una coraza por aquí o por allá. Son las zonas más expuestas de los túmulos prehistóricos. En un punto concreto, hay dos mámoas que están pegadas, una a la otra y sus corazas se tocan. Hasta que la maleza tapó las losas cercanas ahí era donde los motoristas se entretenían con sus acrobacias por encima de las tumbas milenarias. Ahora se tienen que limitar a pasar por encima de las piedras de la coraza, porque la espesa vegetación no les deja otra opción. Eso sí, una prueba de que este camino es muy frecuentado se encuentra en el hecho de que está libre de maleza, prueba el paso constante de los vehículos.

El presidente de los comuneros de San Tomé, Daniel Rosales, lamentó el impacto de las motos. La vía de acceso está agujereada por las torrenteras y los vecinos sostienen que la erosión se multiplica con las motos. En épocas secas casi no se nota, pero cuando llueve, el paso reiterado de las ruedas, que crean surcos más o menos profundos, facilita su erosión y el arrastre de materiales. Los vecinos atribuyen a este factor los daños visibles en los cortafuegos. Hubo un tiempo en que los quads causaban mayor estropicio en Ombra. Ahora casi no se les ve. Un pequeño consuelo en la desolación.