El valor reconocido de una combatiente del valle del Golestán

Alfredo López Penide
López Penide PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA

Ramón Leiro

Almudena Porras, de la Brilat, es una de las protagonistas del calendario del Ejército

19 ene 2019 . Actualizado a las 08:00 h.

Con apenas 29 años, la hoy cabo Almudena Porras Ruiz tomó parte en su primera misión internacional como integrante del regimiento de infantería ligera Tenerife número 49. Fueron cuatro meses desplegada en Afganistán que le hicieron acreedora del valor reconocido. Once años han transcurrido de aquel 27 de noviembre del 2007 cuando su unidad se vio inmersa en los combates del valle de Golestán.

«Han pasado muchos años», responde cuando se le pregunta por aquellos combates. «Fue muy intenso y muy rápido. Llevábamos varios días facilitando apoyo a la policía afgana en un pueblo de muy pocas casas del valle del Golestán y una de esas noches, cuando estábamos a escasos metros de la policía, empezó la comisaría a recibir fuego de la insurgencia», rememoró ayer Almudena Porras.

La respuesta de su contingente no se hizo esperar. «Sobre la marcha, respondimos al ataque», mientras se desplazaban hacia la zona donde se encontraban los agentes afganos para darles una mayor cobertura. Fue un intercambio de disparos que se extendió a lo largo de varios minutos y que la cabo de la brigada pontevedresa considera que fue el momento más duro de todo el despliegue. «Fue una misión con bastantes momentos tensos. Fue una noche muy movida», apuntó.

Y si aquella noche de noviembre del 2007 fue el momento más complicado, en la otra cara de la moneda Almudena Porras sitúa «a los compañeros. Eramos una familia, eramos una compañía muy unida. Llevábamos varios meses de instrucción y eso nos unió. Fueron cuatro meses muy duros viviendo situaciones extremas y eso nos unió bastante. Para mí fue esa familia que creció y se intensificó más. Era mi gente».

Veinte años de carrera militar

Destinada en la Brilat desde el 2013 y con cerca de veinte años de carrera militar a sus espaldas, Almudena Porras es una de las protagonistas del calendario que acaba de editar el Ejército de Tierra en homenaje. «Me sorprendió. Me sorprendió porque era por unos hechos que habían pasado hace muchos años. Me mandaron un correo para comentarme que tenían en mente hacer esto por el treinta aniversario de la entrada de la mujer en las Fuerzas Armadas. Eramos tres y nuestro antiguo jefe de unidad nos animó a participar», apuntó.

Esta alcoyana, que confiesa disfrutar de Pontevedra donde nació su hija, no duda en reconocer que la de Afganistán fue una prueba muy dura que ella encaró con la osadía que da la juventud. «Se echa de menos a la familia. Han pasado doce años, estaba soltera, sin hijos, sin cargas familiares... Me pongo en la situación en la que estoy hoy, que tengo una niña pequeña, y lo viviría de una manera diferente, más sentida. Hubiera sufrido más pensando en la pequeña, en mi hija. Tenía 29 años y nos comíamos el mundo».

«A veces, el trabajo que hacemos fuera no se valora fuera de nuestro entorno, mucha gente no sabe lo que estamos haciendo ahí fuera», afirma al hacer referencia al hecho de que ostenta el valor reconocido por aquella misión, una distinción que entiende que es el reconocimiento a la labor de los militares españoles en las misiones del exterior.

La incertidumbre del futuro

En cuanto al futuro, Almudena Porras no lo duda, su anhelo es seguir vinculada al Ejército de Tierra: «No soy permanente. Me gustaría seguir en la empresa y voy a agotar los cartuchos que me quedan antes de cumplir 45 años, por lo que me idea es seguir aquí. A fin de cuentas, tal y como remarca, «es lo que conozco. Es mi forma de vida».